viernes, 12 de octubre de 2012

Victoria brillante





Se sabe que muy joven aún, aprendió en Mesopotamia los ciclos lunares y predijo eclipses. De vuelta en su ciudad natal obtuvo un módico respeto de los más encumbrados sabios. Tenemos informes de su infancia y sus precoces aptitudes. Un rollo de papiro en griego (circa II a.n.e.) con caligrafía anónima, habla de ella en estos términos: "Una niña tesalia contemplaba día y noche el cielo. Sentada en el borde del puente sobre el río Peneo, su mayor regocijo era balancear los pies con los ojos puestos en las alturas". El texto refiere también cómo la niña pudo aprender por sí sola el manejo del gnomon o reloj de sol ancestral: una simple varita de madera incrustada en la tierra y rodeada de pedruscos en círculo. Sus primeras observaciones astronómicas las hizo valiéndose de este instrumento. Dedujo sin ayuda de nadie, que la dirección permanente tomada por la sombra más corta en todos y cada uno de los días indicaba el norte; partiendo de ahí era fácil señalar los restantes puntos cardinales.
No obstante, su afán autodidacta y falta de experiencia la llevó a poner en peligro su salud. Tras observar al sol con fijeza durante largo tiempo una tarde nítida y sin nubes, la aquejó una ceguera súbita y total. Los gritos de espanto llamaron la atención de un peregrino. Fue necesario llevarla en brazos a su casa. No pudo concebirse otro remedio para contrarrestar el daño que mantener a la niña en un aposento por completo a oscuras. No le fue permitido recibir visitas de su amado sol durante una semana. En forma gradual recobró la vista, se mantuvo tranquila un tiempo pensando en cómo mejorar su reloj y entonces pudo volver a sus observaciones. Su nombre: Aglaonike. "Victoria brillante". La primera astrónoma de quien se tiene conocimiento.


jueves, 11 de octubre de 2012

Rezo




Maestro
deseo que ella sea mía
por ello rezo
sobre mis rodillas
sobre mis vergüenzas
sobre mis sacros pecados
mi vileza la purificará

La niña se fue de pinta por la calle Santa María




Pues eso. Que Cristoforo Colombo nunca dijo que la Tierra era redonda. El mito fue inventado alrededor de 1620 y lo divulgó hasta el cansancio un escritor estadounidense de nombre Washington Irving. La forma esférica del planeta se conocía desde Eratóstenes entre los siglos III y II a.n.e. Incluso desde Pitágoras (sin método científico que lo sustentara) se sospechaba de la redondez terrestre. De modo que las personas con una mediana cultura en el siglo XV (Reyes Católicos incluidos) sabían en dónde estaban parados.
El argumento insensato de Colón para obtener financiamiento fue que la Tierra era más pequeña de lo que se pensaba y, por tanto, una ruta distinta para llegar a Asia era posible.
De hecho, Colón pensaba que la Tierra tenía (nada de risas ¿eh?) aspecto piriforme. "Quizás el mundo no es como se lo describe, sino que tiene forma de pera, esto es, redonda en todas partes salvo cerca del tallo, donde se proyecta mucho; o como una bola redonda con algo parecido al pezón de una mujer en algún lugar...". Con esas palabras, el muy degenerado.


Ah, y el nombre del continente no se debe ni a Amerigo Vespucci ni a Richard Ameryk, sino que tal honor corresponde una tabernera del Puerto de Palos de nombre América a quien los navegantes apodaban en forma cariñosa y con ese tacto proverbial de los hijos de la mar, "La Pechugas".