sábado, 23 de mayo de 2015

Amores para siempre


Parece ser que el concepto de los amores para siempre ya existía antes que el mismísimo Dios, es decir en una Era X. Por lo menos con quince minutos de anticipación. Son absolutos los amores para siempre, están hechos de un sustrato alucinógeno, de una membrana evaporada que cubre a quienes se abrazan al vacío. Los amores para siempre son todo capítulo inicial de las religiones y las ciencias.
Los amores para siempre enjoyan cualquier harapiento sentimentalismo, vuelven tórrido y astuto incluso al más pacato en el momento de repetir esas mentiras que se ansía tanto creer: táctiles entelequias, ilusiones aromáticas para corporeizar al tiempo.
Contradictoriamente, no es el ave fénix el emblema de los amores para siempre, sino la rosa.
Mi amor para siempre es más para siempre que cualquier otro.