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jueves, 8 de junio de 2017

Yantar de Gesta 8 (Huevos fritos de Einstein)



Lo más importante a la hora de preparar huevos fritos, es tomárselo con calma y no intentar hacerlos a la velocidad de la luz. Hay que tener en cuenta el campo gravitatorio de los ingredientes. No hay que olvidar que los componentes de la receta (en este caso, la energía) son tan importantes como su presentación en la mesa (en este caso, la materia). No es un simple juego matemático, la cocina es una ciencia y hay que tenerlo presente en todo momento. Además, al tener frente a nosotros a la sartén no hay que pensar en que los agujeros negros se tragan todo. Se recomienda una sartén antiadherente.
Lo mejor es emplear un aceite que contenga electrones con órbitas estables en la medida de lo posible, esto en virtud del fenómeno de expansión de los huevos cuando se vierten en la sartén. Algunos preferirán mantequilla o manteca de cerdo lo cual es perfectamente intercambiable. Se sugiere agregar media cucharadita de agua por cada huevo para que los bordes queden perfectamente fritos. Hay que tener cuidado de no acercarse mucho cuando comience el chisporroteo, momento óptimo para verter los huevos. (Cuidado con las cáscaras). 
Como ya se mencionó, el fuego lento es lo mejor para que el intercambio de iones no queme la parte blanca, mejor conocida en la jerga científica como clara.
La cocción ideal tiene lugar a los 55 °C, temperatura a la cual las ondas del espacio-tiempo tienen amplitud y frecuencia mesurables para el cerebro humano.
Le saldrán unos huevos fritos deliciosos, con una excelente textura... o intragables. Todo es relativo dentro de la ciencia gastronómica.