sábado, 30 de mayo de 2015

El soledoso




A diferencia de otros de este gremio,
le hablo a mi soledad de cosas vanas,
coloco una diadema entre sus canas
y la invito a bailar en plan bohemio.
No es una penitencia o leso premio,
aunque sin brillo son sus filigranas
es más dulce que insípidas fulanas
a las cuales por regla soy abstemio.
Le acomodo el listón de las caderas,
sostengo su espejito al maquillarse,
remiendo su senil ropaje de hada.
Me luzco de su brazo en las praderas
y la beso en la frente al acostarse:
con los años se ha vuelto recatada.

sábado, 23 de mayo de 2015

Amores para siempre


Parece ser que el concepto de los amores para siempre ya existía antes que el mismísimo Dios, es decir en una Era X. Por lo menos con quince minutos de anticipación. Son absolutos los amores para siempre, están hechos de un sustrato alucinógeno, de una membrana evaporada que cubre a quienes se abrazan al vacío. Los amores para siempre son todo capítulo inicial de las religiones y las ciencias.
Los amores para siempre enjoyan cualquier harapiento sentimentalismo, vuelven tórrido y astuto incluso al más pacato en el momento de repetir esas mentiras que se ansía tanto creer: táctiles entelequias, ilusiones aromáticas para corporeizar al tiempo.
Contradictoriamente, no es el ave fénix el emblema de los amores para siempre, sino la rosa.
Mi amor para siempre es más para siempre que cualquier otro.