viernes, 29 de diciembre de 2017

Voluntad de Yerro 5




º Herrar es humano.
  (Antiguo proverbio equino)

º El Amor es pura ciencia fricción.

º Los ángeles del cielo practican el sexo coral.

º Sé disciplinado: hay que atacar las reglas.

º Te amo tonto, que por eso me ves tanteando por ahí.

º Me arrojé al vacío pero ya estaba lleno.

º Mucho gusto en conocerla ¿podemos tuitearnos?

º Comer todo ese ceviche fue en verdad toda una ingesta heroica.

º Quise dar la cara pero al final di la barata.

º Si quieres que te explique el mito de Narciso cuenta conmiego.


º La Biblia es una redacción al absurdo. Lo prueba san Próculo, guerrero y mártir crucificado cuyo nombre fue un error de reducción: san Proculito.

º Mi sueño es tener algún día un negocio pro opio.

º Como todo médico, hice mi juramento de Hipócritas.

º Hay que intentar lo más absurdo para lograr lo impasible.

º Me fui navegando a lo largo de la costra.

º En el campamento nos vimos atacados por una plaga de incestos.

º Llegó tarde al curso de redacción por un problema de sin taxis.

º Al toparse con la Muerte quedó esputrefacto.

º En su momento, Jack el Destripador fue considerado un sujeto violador no identificado.

º Estoy loco por ti por eso te hablo a lo ido.

º "Sé realista", me aconsejó mi amiguito imaginario.

º Todos en la oficina tienen acsexo por esfínternet.




martes, 26 de diciembre de 2017

Exposición de un Coleccionista 7 (Circular nº 1)

Plagio es la primera palabra que se te ocurre. Aunque después de muchos esfuerzos se ha demostrado que esta obra de Oliver Mosset es una falsificación de Pi por radio al cuadrado de un geómetra ancestral de Dios sabe cuál civilización, yo la guardo en mi colección con mucho cariño. Algunos aseguran que la réplica es superior a la producción original. La adquirí en una subasta neoyorquina (tras pujas en extremo reñidas) por una cantidad que no pienso revelar. Se diría que es una obra radical: la raíz del despropósito.
La maestría en el manejo del compás es innegable (puede verificarse con un transportador); tales precisiones euclidianas no se ven tan a menudo. Su redondez tiene una gran cantidad de significantes: puede tratarse del círculo polar, de un círculo secreto, un círculo de empresarios, un círculo de tiza o como aseguran algunos, un círculo giratorio. Yo prefiero pensar en un círculo de amistades muy unido.
Sea lo que sea, el cuadro revela una inventiva e imaginación apabullantes que prueban que el arte pictórico, en efecto, requiere talento y mucha dedicación. Nada de trazos fortuitos o arranques de inspiración bohemia: arte puro. Tampoco se trata de esa "libertad artística" tan cacareada y de tan alta estima desde el punto de vista mercantil. Es toda una andadura espiritual y estética que acapara la proyección de lo Uno y de lo Otro con efervescencia del espacio tratando de reflejar un "no-se-sabe-qué" en el sentido iconográfico del término dentro del mecanismo mental del autor desde una perspectiva histórico-crítica más lo que se acumule durante la semana. Ustedes me entienden.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Vericuentos 15 (Licencia para matar a un personaje)



Entiéndeme bien, escritorzuelo: quiero que en la próxima página a más tardar acabes con ese personaje que me ha amargado la vida y a quien odio tanto. No me importa cómo lo consigas ni que esto parezca un conjuro. Haz que se atragante y muera de asfixia cuando la mujer que amo le haga probar mi receta favorita pero cocinada para él. Que agonice lentamente por la picadura de un alacrán escondido en las botas que me robó. Ponlo a correr por las calles para que resbale al pisar mierda de perro callejero y se rompa la cabeza. Que sufra un infarto mientras se carcajea ante mi foto nupcial. Sería estupendo que fuera la víctima inaugural de una novela detectivesca sobre un asesino serial en ciernes, empujado al crimen por la infidelidad de su novia. Nada más alentador que saberlo cadáver putrefacto en un relato sobre un mosquito epidémico asolando una isla tropical. Apela a tu imaginación para una muerte innovadora inyectándole tinta en las venas. Me regocijaría leer con todos los detalles, un pasaje en el que una congestión alcohólica lo despachara al otro mundo, no sin antes pasar por un bello estado de coma. Que  lo castraran las puertas de un elevador al cerrarse y muriera por una hemorragia idéntica a tu verborrea. Regálale un ejemplar del Kamasutra infectado con esporas de ántrax en cada capítulo, o un cachorrito chihuahueño lleno de pulgas con peste bubónica. Haz que lo aplaste una avalancha de tus obras completas e inéditas. Inspírate para que lo linchen todos los plagios que abundan en tus textos. Piensa en este genial golpe creador: que los errores ortográficos de mi mujer lo fulminen de vergüenza ajena.

Que se suicide ahorcándose con el cabello de su amante y esposa mía. Acaba con él. Elimínalo. No me importa cómo lo hagas: bórralo de la trama.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Homo Lectoris 12 (Lectura Íntima - Roma)


Fue en Roma, al final de la república, cuando cobró auge la "lectura íntima". Tanto de estudio como de entretenimiento. El disfrute de los libros a puerta cerrada, en privado. Lectura por placer y de consulta profesional. 
No obstante, el leer con fines recreativos fue adquiriendo nuevos adeptos. Un público que sin ser intelectual o erudito (tampoco era inculto) acudía a las bibliotecas de gente rica para quienes el acopio de volúmenes era señal de distinción, o bien, un botín digno de un encubierto alarde. Al mismo tiempo, se llevaron a cabo grandes esfuerzos por alfabetizar a la población y lectores bisoños daban rienda suelta a su recién adquirida habilidad buscando libros de todo tipo: dramas, cocina, consejos para vivir, jardinería, religión, cosmética, literatura; en fin, lo mismo de hoy. La misma queja de siempre: demasiados libros. Aunque para muchos fueran un elemento decorativo (igual que ahora), no significa que no hubiese, aunque fuera una minoría, lectores entusiastas y aplicados que iban más allá de lo ornamental.
Los textos de historia tenían mucha demanda, en ellos se entremezclaban los hechos reales y los mitos. Los de filosofía eran coto de un público más reducido y especializado. Dominio de aquellos que consideraban el acto de "pensar" como algo concupiscente y a la vez divino: calistenia epicúrea.

Coexistían la lectura silenciosa y en voz alta. Hay que tener en cuenta que para los romanos la oratoria fue muy importante. Se prestaba gran atención a las pausas, al tono, énfasis, la viveza o lentitud de las frases. Los caracteres debían abandonar su naturaleza incolora y neutra. Dar vida a un pasaje con voz y ademanes era tan primordial como escribirlo. Sin embargo, poco a poco la lectura interiorizada y silente se fue extendiendo. Así cada quien eligió sus textos según sus confidenciales preferencias.
Cada quien dando vueltas, solo, en el patio de su propio manicomio.