miércoles, 18 de noviembre de 2020

Exposición de un Coleccionista 9 (Tri-gnomo-metría)


La inspiración del artista resplandece por doquier. Sus trazos son precisos; a través de su hábil pincel y el andamiaje de su colorido, logra plasmar algo más que una simple figura geométrica.
Es increíble cómo el artista logra, a partir de solo tres lados, igual cantidad de vértices. Resulta obvio que estudió a Pitágoras y su foma de calcular todos los misterios del triángulo, llamado así por un clan de gnomos que cavaban en minas subterráneas, y se valían de sus contornos para analizar la cantidad de piedra y  arcilla que debían extraer de las profundidades para encontrar tesoros.
El pintor tuvo siempre en persepctiva para conseguir tal maestría, los grados, minutos y segundos de cada ángulo. La iluminación es uniforme ya que no se pretende resaltar ningún aspecto en concreto. Se trata de una obra de temática descriptiva, sin pretensiones aunque llena de intrepidez: alcanza el equilibrio general gracias a la destreza de sus líneas. La técnica majestuosa de la cual se vale, no permite el menor resquicio de duda en cuanto a su dominio pictórico —cualquier cosa que ello signifique; ya que la textura que logra dentro del cuadro está llena de contrastes que producen en el espectador un inefable placer interior. El impacto visual es contundente y de una emoción superlativa casi sublime. La retina queda cautivada en el acto por la viveza y brillantez de la imagen. 
El objetivo del autor es dejar constancia, mediante atrevidas, audaces y vanguardistas pinceladas; las leyes pitagóricas que rigen el iniverso y la clarividencia de los gnomos.
Una joya de las artes plásticas. En una exposición neoyorquina, llegó a cotizarse en más de un millón de dólares a través de una subasta.