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miércoles, 3 de enero de 2018

Vericuentos 16 (La frase del día)



Tengo un programa de radio. Más bien un segmento dentro de un noticiero que se llama La frase del día. Los productores de la estación me contrataron para transmitir una frase motivacional diariamente, justo después de los comentarios deportivos. No es fácil. Aunque mi intervención es de sólo un minuto, debo ser inspirador y conciso durante esos segundos cruciales. Hay que tener en cuenta que los patrocinadores de mi tiempo al aire venden cursos de autoayuda y superación personal. Hoy, sin ir más lejos, he sintetizado todo un credo, casi un dogma en un solo enunciado. Se trata de la "Teoría de la Propina" del catalán Josep Plà. La he resumido así:

Si el día de hoy no te ocurre una desgracia, es una propina que te da la vida.  

Se debe adiestrar el alma para que espere siempre lo peor. Por ejemplo, si al ir al trabajo y cruzar la calle no te arrolla un vehículo, considéralo una propina. Si al aguardar en la parada del autobús no te mea un perro callejero, sin duda es una propina de la vida. Si tras correr para alcanzar el atiborrado transporte no te da un infarto, doble propina. Si vas al cajero automático y tu tarjeta no es tragada por la máquina, propina otra vez. Si por ventura naciste hombre o mujer y no en forma de musgo o germen patógeno, da las gracias. Todo aquello que no te resulte adverso ya es ganancia. El éxito es una hipertrofia de la autosugestión. Hay que creer en la incredulidad. 
Mi labor más importante es comunicar entusiasmo. En estos tiempos vertiginosos y terribles se requiere hacer una pausa para la reflexión, ya que es la única forma de nutrir el amor por la existencia cotidiana. 

El optimismo es gratis.

El objetivo durante mi diminuta conferencia ante al micrófono es magnificar la autoestima de cada uno hasta que se vuelva insoportable. Divulgar fórmulas colectivas que funcionen para el patético Yo individual. El mundo necesita consejos que fomenten las ilusiones; moralejas iluminadoras que compaginen con el trágico propósito de ser felices. 


Persigue  tus sueños mas no los alcances. Déjalos que caigan al abismo.

Con mi cátedra a pequeña escala sobre el arte de vivir dejo muy claro que la dicha existe en las cosas que no existen. Siempre cometemos los mismos errores porque nos dan miedo los errores nuevos, extraños. Debemos pugnar por ser una humanidad que mejora a cada momento.

Es preferible ser mala gente y no una pésima persona.

Me siento satisfecho con mi desempeño. Dejo a un lado la filosofía de cocina para dar con los pensamientos más profundos. No quiero que mi audiencia me confunda con un vendedor del método audiovisual y más dinámico de inglés o con un exótico líder místico que preconiza la paz entre todas las criaturas. Tampoco soy un entrenador  de basquetbol que machaca una y otra vez al equipo con las infalibles claves para el triunfo.
Mis compañeros de trabajo no se cansan de darme palmaditas en la espalda. En este oficio hay que saber mentir bien, de verdad, convincentemente.
He tenido mucho éxito. Recibo muchas llamadas telefónicas de felicitación en la cabina del estudio.