No profirió la clásica mentada de madre que en esos casos se justifica, luego de que -finalizada la romántica cena en lujoso restaurante- le declarara su amor a Drusila, quien bajando la cabeza dijo:
-Yo también te quiero… pero como a un hermano.
-¿Y? Podemos practicar el incesto -replicó Calígula sonriente mientras hacía señas para pedir la cuenta.