Los rarillos somos difusos, neblinosos. Somos besadores insaciables de fantasmas. No caben nuestros deseos en la galaxia. Nos gustan los pieses'n bonitos y las noches lentas. Inventamos extraños ritos que nadie entiende. Los rarillos nos masturbamos como si fuera una eucaristía que provoca respeto. Nos quitan el agua y nos convertimos en cataratas de rocío. Sabemos que mienten quienes dicen que los labios son poco luminosos. Los rarillos nos encarnizamos con las palabras más bellas. Los rarillos, aunque se repitan las secuencias, nunca cumplimos años. Tenemos un puesto en el mercado para ofrecer magnos olores nada rancios de romances idos. Los rarillos llamamos al ser amado con diferentes nombres.
Los rarillos nos reímos de los que dicen que cada quien labra su destino.
Los rarillos somos muy rarillos...
Y no 'stamos güenos.