Esta joven —que sabe hacer germinar todas las palabras con un beso— tiene ojos selváticos como corresponde a una musa destituida.
Creó el Cosmos en siete días y en el octavo descansó. En el primer día hizo un estuche de miradas que repartió entre Eva, María Magdalena, Cleopatra, Dalila, Juana de Arco, María Antonieta, Mata Hari y otras concursantes de melancólica obstinación.
El día segundo produjo una noche de bienestar marino sin faltar la habitual brisa proveniente de un ignoto acantilado. La tercera jornada estuvo muy tenaz engendrando caprichos multicolores. En el cuarto día inventó corazones en extremo receptivos con sus correspondientes listones de regalo. El quinto día lo tuvo destinado a triviales pormenores domésticos, pero el sexto y séptimo los consagró a diseñarse una corona con piezas de ajedrez.
Durante el merecido descanso del octavo día, recibió la visita de Ana Bolena y le permitió que dejara reposar su al garete cabeza mutilada en su hombro mientras la acariciaba compasiva. Después se emborracharon brindando sin parar por la implantación de una nueva semana laboral, por los amores no correspondidos y las equivocaciones por la desesperación salaz.
Creó el Cosmos en siete días y en el octavo descansó. En el primer día hizo un estuche de miradas que repartió entre Eva, María Magdalena, Cleopatra, Dalila, Juana de Arco, María Antonieta, Mata Hari y otras concursantes de melancólica obstinación.
El día segundo produjo una noche de bienestar marino sin faltar la habitual brisa proveniente de un ignoto acantilado. La tercera jornada estuvo muy tenaz engendrando caprichos multicolores. En el cuarto día inventó corazones en extremo receptivos con sus correspondientes listones de regalo. El quinto día lo tuvo destinado a triviales pormenores domésticos, pero el sexto y séptimo los consagró a diseñarse una corona con piezas de ajedrez.
Durante el merecido descanso del octavo día, recibió la visita de Ana Bolena y le permitió que dejara reposar su al garete cabeza mutilada en su hombro mientras la acariciaba compasiva. Después se emborracharon brindando sin parar por la implantación de una nueva semana laboral, por los amores no correspondidos y las equivocaciones por la desesperación salaz.