no pediré verte.
Lo que fuimos: nuestro pacto,
será una nada maciza,
un limítrofe vacío,
un largo ah de vaho neutro.
No te nombraré
cuando llegue el perenne escalofrío,
pues no sabré ya cómo designar
lo que es ceniza de tiempo,
rancias migas de sombra,
nula oquedad que colma la memoria.
No viraré mis pensamientos
hacia ti cuando revolotee
la mariposa negra del último minuto,
cuando se cierre el grifo del vértigo
y mi alma se despida de mi cuerpo
como una hermana incestuosa.