Así como la página se labra
con trazos que prefijan la escritura,
al copular mi voz con la palabra
cunde este corazón que la conjura.
Cuando cada expresión mis labios abra,
recordaré que el verbo es carne pura
que a mi numen craneano descalabra,
fatal, cuanto más queda es su textura.
Y lo que pienso en letras monocromas
para no hablar diciendo nada: Callo
mientras conmigo a solas conferencio.
Mi ser es día y noche en dos idiomas:
cuando en palabras diáfanas estallo
y al profesar el voto de silencio.