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miércoles, 21 de enero de 2015

Noche (villanela casi canción de cuna)



Está la noche quieta en mi ventana
Y no se piensa mover hasta mañana
Lola Quiroga

Está la noche quieta en mi ventana,
como una centinela bienhechora
y no piensa moverse hasta mañana.

Me brinda confidencias y se afana
diciéndome misterios que atesora:
está la noche quieta en mi ventana.

Una estrella fugaz, cual filigrana,
me mira, hace una pausa, se demora
y no piensa moverse hasta mañana.

Soliviantando mi médula asturiana,
como una institutriz o mi tutora
está la noche quieta en mi ventana.

La noche, no por fatua, se engalana:
viene a verme modosa y soñadora
y no piensa moverse hasta mañana.

Con carita de negra porcelana,
me asegura que soy como una aurora:
está la noche quieta en mi ventana
y no piensa moverse hasta mañana.


Villanela de la margarita



Qué malas son esas dudas que asesinan margaritas.
Lola Quiroga

No quiero deshojar la margarita
por esta humilde vocación de amarte
que tu ego de mujer no necesita.

Está de más, bellísima afrodita,
sé que te quiero y llevo la peor parte,
por ello dejo en paz la margarita.

Tan alto como el cielo lo permita,
tu efigie llevaré como estandarte
aunque tu orgullo no lo necesita.

Si de mi galanteo estás ahíta
—hasta el punto de casi desquiciarte—
¿para qué deshojar la margarita?

No me despiertes —riesgo hay, bonita—
cuando vaya sonámbulo a acosarte
con besos que tu piel no necesita.

Con gran delectación, aquí y ahorita,
saetas con melcocha he de clavarte
en vez de deshojar la margarita.
Tu hermoso corazón lo necesita.