y una rueda de tiempo nos devasta
cual maderamen crepitan las cosas
idas y amarillentas de antemano
el porvenir se vislumbra vetusto
hastiadas las cosas de allá regresan
los días esparcen fría ceniza
los aromas se aferran a los muebles
si transcurrir o no como hasta ahora
el tiempo ya no sabe -no acontece-
yace traspasado por una espina
quebrado por un silencio robusto
bajo las alas del tiempo se acurrucan
asustadizos rostros que suplican
la exquisitez que suele desprenderse
del beso de una boca tumefacta