jueves, 20 de agosto de 2015
Soneto con lápiz labial
Señora, mucho gusto: soy la boca.
Vengo de parte del sujeto triste
que está junto a la barra. Pues me toca
presentarlos y ver —si Dios me asiste—
la posibilidad de mis servicios
en esta noche fresca que suscita
una alta propensión hacia los vicios
para lo cual soy lúbrica erudita.
El tipo —cuya risa mal reparto—
está como con un antojo abyecto
por sus labios, trastorno que comparto:
por su lápiz labial, mi predilecto.
¿Querría acompañarnos a una mesa
para tatuarnos con su luz de fresa?