Perfección inquietante del vacío,
monótona conciencia de la nada:
oquedad del no ser interpolada
en un orbe de neutro señorío.
Espacio intemporal, confín baldío,
noesis de una mente anquilosada.
Condición que aun estática traslada
un ámbito tenaz de escalofrío.
Vacuidad en sí misma prisionera,
de membrana impalpable aunque contigua
atesorando el tácito atributo
de un abstracto y ubicuo dondequiera.
Una ración de nada, idea ambigua:
nula y plena deidad de lo absoluto.