Bonnie Parker
Lástima
que mi hermoso cabello color trigo quedara ensangrentado por las ráfagas de
amatralladora. El vestido era nuevo. Había dejado las lentejas cocinándose en
la estufa. No me trataron como a Helena de Troya. Mi amado me pidió matrimonio
aunque en realidad no quería hacerlo. Lo hubiera lamentado: soy una chica
campirana que dejó su hogar para ir en busca del frenesí desbocado de la ciudad.
Fue un tierno detalle de cualquier modo su no propuesta de casarnos. Con mi
boina negra le parecía una escultora francesa aunque lo mío eran los poemas: Caí
en las redes de un criminal, no pude evitar enamorarme con locura. Juro que
le gustaban las caricias entre las ingles con mi pistola. Juro que nunca
disparé un arma. Se me quemaron las lentejas.
Aunque compañera de un asaltabancos, se dice que Bonnie nunca encañonó una pistola. Escribió poemas.