(Receta para más de dos porciones)
INGREDIENTES:
Todo lo que encuentre en la alacena y alrededores.
MODO DE PREPARAR:
Como venga, sin lavar y sin remover la cáscara viértale antes que nada cuatro tazas -al tope- de frenesí previamente macerado con promesas. Sazone con frases de arrebato pero debidamente escatimadas. Adicione vahídos y marasmos en sus racimos, de preferencia producto de una vendimia nocturna en plenilunio. Una cucharada de parabienes con querellas. Celos intermitentes al gusto (si son retroactivos mejor). Revolver el conjunto con pétalos de enigmas y después rocíese una mixtura de licores venéreos, lágrimas y nata negra. Una pizca de pellejos labiales (los hay masculinos y femeninos, estos últimos exquisitamente aromáticos). Añada unos trocitos casi diminutos de bienaventuranza, si no se tiene a la mano pueden sustituirse por unas hojas de laurel. Incorpore zumo de incertidumbre para dar consistencia al amasijo. Seguidamente se echan rodajas grandes de quebranto remojado en limón. Unas gotas de fantasía son imprescindibles para evitar que reviente durante el cocimiento y para que no se pegue resulta eficaz embadurnar la cacerola con ternura derretida, pero poca. Poner a fuego lento durante una eternidad provisional sin levantar la tapa. Para amortiguar el predominio de los condimentos dulces, los paladares intrépidos pueden agregar un manojo de mentirillas picadas para obtener un regusto acidulado, éstas deberán agregarse una vez que empieza el burbujeo. Agite con frecuencia con un cucharón de porcelana para que todo aparente estar uniforme. Verifique el grado de cocción utilizando un mondadientes ungido con llovizna dominical. Déjese enfriar durante un milagro. El guiso puede aderezarse con hierbas de felonía o si se prefiere con semillas de ensueños tardíos. Para culminar espolvoree el manjar con cenizas de cartas románticamente fatalistas e implorantes poniendo especial esmero en adicionarlas limpias de suspiros, las más de las veces estrepitosos pero insípidos. Se recomienda servir este platillo en rebanadas, como no queriendo y sin guarnición alguna.