se debe estar estando y la estadía
ha de justipreciarse cada día
sin repetirse más: la vida es corta.
Hay que ponerse a estar de puro gusto,
solo el afán de estar se toma en cuenta,
con todo: sombra, entrañas y osamenta,
salvaguardando al átomo robusto.
Que la noción de estar se vuelva un rito,
un tic de gratitud, un infinito
roer en la manzana de la vida.
"Estoy" -responderé si alguien pregunta-
como quien con el mundo se arrejunta
en conmemoración agradecida.