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viernes, 15 de enero de 2016

Yantar de Gesta 6 (Shakespeare y su sopa de Romero a la Juliana)


Enésima escena

Entran a la cocina el pinche mayor y el pinche menor: Chakespier y Chakespior; pletórica la mesa de hortalizas.

— He aquí la lista de invitados. Moved las posaderas, conseguid a veinte de los mejores cocineros.
— No tendréis ninguno malo, señor, pues veré si se chupan los dedos.
—¿Cómo podéis así saberlo?
—¡Válgame, señor! No es buen cocinero el que no se chupa los dedos. Quien no lo haga no vendrá conmigo.
— Amén. Tened la bondad de largaros.
— Sí, señor. Traeré la batería de cocina.
— ¡Fíjate que sea Vasconia!
— Sí, mi señor. ¡Y de plomo!
— Y no olvidéis la receta de la sopa de romero a la Julieta, digo, a la juliana.
— La tengo en la cabeza.
— ¡No jodáis!
— Mi señor:
     Si es la ofensa que me hacéis
     por lo mismo que pensáis
     con mi lord ya llevo seis
     que me dicen: "¿Pos qué trais?".
— Quiero decir, ¿es posible que sepáis la receta de memoria?
— Atended: dos papas cortadas en julianas, una taza de ejotes, media taza de zanahorias en julianas, media taza de nabos, dos cubitos de caldo de pollo concentrado, siete tazas de agua, media taza de aceite de oliva, una pizca de pimienta, otra de sal y el tósigo de mandrágora que me vendió el boticario. ¡Ah!, y un manojillo de Romeo, digo, de romero para disfrazar el sabor de la ponzoña.
— ¿Es eso todo para tantos comensales?
— Suficiente, mi señor. En la sartén caliente, con el aceite de oliva se doran las papas, las zanahorias, los nabos y los ejotes durante diez minutos. Entretanto, en una olla se ponen a hervir el agua y el concentrado de caldo. Las verduras se agregan al hervido y se dejan cocer quince minutos. Listo. Al consumirla, los convidados sentirán que en sus venas corre un humor frío y letárgico, menguarán sus signos vitales. Cesará el pulso. Cada miembro, de ágil potencia despojado, yerto, inflexible, gélido; será una imagen del reposo eterno después del patatús postrero.
— Mmm, parece apetitoso.
— ¡Como para chuparse los dedos! 


TELÓN

sábado, 24 de enero de 2015

Yantar de Gesta 3 (Marilyn Monroe)


No soy ninguna inútil. Sé cocinar. Juego a hacerme la tonta, pero que no les asuste la sensibilidad que no empleo. Debo pedirle a Paty que me devuelva mis platos blancos y candelabros de plata; perdónenme por ser tan sentimental. También debo preguntarle dónde conseguir corazones de apio y cebollines. Necesito además 12 copas grandes de vino. Pero ahora viene lo más importante: cocino sin ajo. Yo misma horneo el pan francés (¿los tengo impresionados?). Esperen a que vean mi destreza al cortar en trocitos muy pequeños las nueces, las castañas y los cacahuates. De especias: romero, laurel, orégano. Un huevo duro bien troceado -esta parte me excita, no sé por qué-. Mejor dos huevos; los hombres no suelen estar muy bien provistos. El pavo se coloca en el horno a 180 grados centígrados, unos 350 fahrenheit -conozco acerca de conversiones de unidades-. Se le agrega aceite, vinagre, cebolla y las especias. Esta parte me brinda una gran seguridad emocional. Hay que ser disciplinada, no sé de dónde sacan que soy una caótica. Soy muy precisa en muchas cosas, es sólo que las cámaras me ponen un poquitín nerviosa. Me han deificado tanto como símbolo sexual que el público no me ve como cocinera. Puedo estudiar un libreto mientras preparo mi receta especial. Bien, y ahora las champiñones pero, ¡que no sean de lata! No cometan tal herejía. Los chícharos también deben ser frescos. Cocer dos horas. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
¡Ah! Me olvidaba: Soy valiente para amar.

jueves, 22 de enero de 2015

Yantar de Gesta 2 (El Chef Guevara)



Una receta en verdad revolucionaria. Justo es admitir que se trata de una reelaboración basada en la destreza culinaria de la mamá de Camilo Cienfuegos, el más grande combatiente de nuestra (in)gesta heroica: mi toque para un explosivo ceviche de pescado. Un platillo al alcance del pueblo.
Lo primero es conseguir (así sea clandestinamente) un kilo de filete de pescado blanco. Hay que cortarlo en trocitos cúbicos, como municiones, como parque listo para la lucha armada. El jugo de 15 limones se vierte sobre el pescado de modo igualitario en concordancia con nuestra ideología. El resultado se refrigera por veinticuatro horas. En el ínterin se pueden realizar labores de reconocimiento y patrullaje. También es buena táctica ir preparando los demás ingredientes para el ceviche. En la terminología culinaria, táctica es el modo práctico de llevar a efecto los grandes objetivos estratégicos de la cocina. Para asegurar el avance, muchas veces se requiere sacrificar horas de sueño. Recuérdese que la noctunidad es una aliada inmejorable en estos casos.

Prosigamos con el plan. Se pica finamente, el producto de manos campesinas, a saber: 5 cebollas, una cebolla morada, un manojo de cilantro, tres tomates muy rojos, un chile jalapeño. Para los de paladar burgués se recomienda agregar rebanadas de aguacate. Característica fundamental de una guerrilla es la movilidad, por lo que hay que revolver muy bien todo el conjunto. Se le agregan dos cucharadas de sal y una pizca de pimienta. Condimentos que deben dosificarse cual si fueran lo más preciado en la mochila de un soldado.
Para servir, el ceviche se dispone en forma de columnas, pensando en una gran acometida. Así se llega al objetivo final: la victoria.

miércoles, 21 de enero de 2015

Yantar de Gesta (Sor Juana)








Me llamo Juana Inés y soy cocinera, "la peor de todas". Hoy te quiero compartir mi receta de turco de maíz cacaguazintle, misma que aprendí de las carmelitas descalzas patasanchas y fui perfeccionando en San Jerónimo. Seguro les gustará, y de no ser así, prometo cortarme cuatro o seis dedos de cabello.

Ingredientes:
Maíz, azúcar, manteca, huevos, almendras, piñones, pasas y una botella de vino (grande).

Preparación:
Pones el maíz como para nixcomil. Primero lo lavas muy bien y te tomas una copita de vino, así como para dar chispa a los sentidos. Despuntas cada grano cuidadosamente, y entre grano y grano, un sorbito de vino del tamaño de un dedal muy tupido. Luego de despuntar el maíz se muele como para tamales. Otro traguito. Después la masa se revuelve con manteca, azúcar y las yemas que quieras, siempre y cuando no sean muchas. Se llena de nuevo la copa de vino.
Se pican las almendras, los piñones y las pasas. Pausa de nuevo para libar las vinícolas delicias.
La masa preparada previamente se zarandea y palmotea como para tortillas de metate. Se prueba una pelotita minúscula de la revoltura para ver si tiene el sabor y la consistencia que mejor convienen. Para que el paladar recobre sus cualidades, un poco más de vino con estas palabras: In vino veritas. Se acomoda la masa en una cazuela untada con manteca. Se aplana con un palote y se agrega el picadillo de pasas, almendras y piñones. Aquí ya se puede prescindir de la copa y tomar a pico de botella.
Se pone todo el conjunto en un comal con lumbre moderada. Mientras se realiza el cocimiento se espolvorea azúcar y se bebe a discreción. Después de cocido se aparta y se deja enfriar en un plato. Se sirve el turco con una botella de vino.
Si todos los miembros de mi cuerpo fuesen lenguas no me bastarían para tanto deleite. Les dije que les iba a gustar.