1.
En el jardín brotó una rosa fea,
un ejemplar en malas condiciones
con pétalos rugosos y tristones;
una flor fea aquí y en donde sea.
A veces la botánica bromea
y un día saca pares y otro nones,
es más voluble de lo que supones
y la equidad no es nunca su tarea.
Nació la rosa de un capullo enfermo
y busca apresurar su corta vida
sola con su fealdad inmerecida.
Confío en que tus méritos no mermo
si la pongo a tus pies como un tributo
e igual mi corazón también enjuto.
2.
En cuestiones de flores no soy ducho
pero la rosa fea se marchita,
ni siquiera el rocío la visita:
sus cuitas aromáticas escucho.
Es un perfume parco, debilucho,
como de mojigata señorita;
la rosa, como yo es una proscrita
porque en fealdad nos parecemos mucho.
Te ha visto y dice tantas maravillas
de tu rostro que honesta se recrea
y celebra cuán poco te maquillas.
Te la doy como efímera presea,
acaricia con ella tus mejillas,
junto a tu cutis no será ya fea.