La cámara fotográfica era gigantesca, descomunal. Aun así, difícilmente nos captaba a todos. En la imagen resultante no se aprecia con claridad quién es quién. La respuesta unánime para participar en esa absurda e imposible foto de familia, fue solo para complacer a los ancestros quienes insistieron en retratarse rodeados por todos sus descendientes. ¿Cómo decir "no" a nuestros padres Adán y Eva?