lunes, 21 de noviembre de 2011

Habitaciones



Nuestro interior es como una morada con habitaciones para diferentes propósitos. Es natural que no todas se encuentren en el mismo grado de conservación. Alguna estará bien iluminada, con las ventanas abiertas por donde circula el aire. Quizá tenga cortinas blancas y juguetonas. Buen sitio para guardar nuestra nómina de fetiches valorables. Tótems de carne o vaho. Recuerdos de excursiones míticas en la infancia. Un cofre con semillas de buena voluntad. Tiempo disecado. Y habrá otra estancia al final de un reverberante corredor, en cuyas paredes cuelgan cuadros abstractos con aquellas nuestras verdades que nunca pudimos demostrar. Mas también hay una recámara taciturna, con las ventanas atoradas, el interruptor de la luz inservible, olor a humedad, bichos bajo el tapete. Aposento de la vida nunca vivida. Rincón de los estragos. Escondite de la cama de faquir para mortificar a la memoria; de la gaveta con las cartas no enviadas junto a un alfiletero en forma de corazón.
Habitaciones para distintos propósitos. Y siempre hay una cuya puerta está bajo llave.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Periódicos de Monterrey


El eximio filósofo francés Jean Bête radicado hace tiempo en nuestra ciudad, ha expuesto en reciente entrevista su incontenible gusto por los diarios de la región. Constituyen su más refinado pasatiempo al grado de no pensar en otra cosa. Vaya…  de no pensar. Punto. Venera la prosa anémica que impera en ellos. La unánime cohesión de estilo. Las páginas de Flaubert y Balzac fueron erradicadas de su vida. Según declara, para él, portar bajo las axilas un ejemplar de Boreal lo hace ver como un dignatario de altos vuelos. Le fascina aspirar cual sibarita el olor a papel y tinta de los símbolos del poder. Hombre de su tiempo, se muestra como altivo patrono de información haragana. Nada le complace más -insiste- que esos suplementos con medio kilo de naderías y molicie, mismos que guarda con celo para cuando se le apaga el bóiler. Leyendo Era se transforma en un misántropo humanista de plaza pública. Con este rotativo casi ha olvidado su idioma materno y lo ha sustituido por los exóticos vocablos de procedencia ignota que le prodigan sus columnas. Monsieur Bête no oculta su entusiasmo al referir que est@s palabroides lo hacen sentir como a un niño que aprende a balbucear; reforzada la enseñanza con macizos pleonasmos: “obsequios gratis”, “ilícito ilegal”. Tratándose del periódico El Devenir admite su lado sentimental: las secciones que lo integran le provocan una abyecta ternura. Vuelve a ser un pueblerino como cuando analfabeto hojeaba la gaceta de su natal Avignon.



viernes, 11 de noviembre de 2011

Monárquicas piltrafas (Carlota)



Aparento más edad de la que tengo, sugerida por mis ojos nostálgicos y mis ademanes morosos como corresponde a una princesa. Dejé mi cuna dorada en Europa y mi casa de muñecas. Rechacé gallardos pretendientes que me admiraban a hurtadillas en fulgurantes salones de espejos.
El no tener hijos es mi estigma. Los rumores se extienden por todo el Imperio: fundé una dinastía de estrellas extintas. Fui entronizada con un nopal en la cabeza y la hostia rancia con que comulgué dejó un regusto a espectros en mis labios. Estoy en un país bárbaro exhibiendo mis monárquicas piltrafas.
Hoy el pueblo vino a obsequiarme una calavera de azúcar que se me resquebrajó en las manos.

One of us cannot be wrong (Leonard Cohen-Spanish version Luis Mariano)





Por despertar tus celos
una gran vela encendí
mas mi cuarto albergó mil mosquitos
al verme desnudo sin ti,
después adorné con mi polen viril
tus zapatos de negro charol
también destrocé
el batín con el cual
una gran multitud te miró.


Mostré al doctor mis latidos
y me ordenó claudicar,
y él se autoescribió una receta
poniendo tu nombre al final,
después se encerró a leer en papel
cómo fue nuestra luna de miel,
su enfermera llamó
informándome ayer
que el doctor la razón
ya perdió.


Se supo que un monje te amaba,
de noche yo fui su aprendiz,
me dijo que el don de una amante
es las reglas contravenir
y fue cuando creí
que él actuaba así
se ahogó sin más el muy vil.
Su cuerpo se fue
pero vuelve otra vez,
su alma delira sin fin.


Miré las escenas de un filme
que un esquimal te tomó,
el pobre estaba temblando,
su cuerpo se puso azul.
Fue tal vez que se heló
cuando el viento sopló
y tus ropas muy lejos llevó,
pero tú estás tan bien
con tu escarcha en la piel
que en tu hielo quisiera entrar.