sábado, 18 de marzo de 2017

Pregones


(Pregón 1)

¿Quién me compra
un tatuaje
de serpiente
que mi amada
exhibía
en su vientre?


(Pregón 2) 

Vendo hastío
de mi dama
que en la calle
va en su moto
con cadenas
en su talle.


(Pregón 3) 

Muy barata
mercancía
hoy ofrezco:
un desaire
que he pateado
por despecho.


(Pregón 4) 

¿Quién quisiera
mercar saldos
de una dicha
pasajera,
sensiblera,
hecha tiras?


(Pregón 5) 

Traigo en saco
un idilio
a buen precio,
pues quitóme
la alegría
y hasta el sueño.


(Pregón 6) 

En rebaja
y en abonos
vendo el cutis
de una novia
que me atrajo
con su pubis.


(Pregón 7) 

Aquí llega
regateando
su marchante
el cariño
de una injusta:
la implacable.


(Pregón 8) 

En su estuche,
de mi amada
vendo un beso
que aún duele:
venenoso,
traicionero. 


(Pregón 9) 

Esta ganga
aproveche:
los deslices
de mi esposa
que me hicieron
cicatrices.


(Pregón 10) 

Vendo tinte
de mi ninfa,
como un sello
con que pinta
de arcoíris
su cabello.

                                           

miércoles, 15 de marzo de 2017

Voluntad de Yerro 4



En una de las más importantes páginas de la histeria de la literhartura, el nombre del Marqués de Jade ha quedado escroto para siempre, a diferencia de otros que han pasado sin pene ni gloria. Su maravilloso sexo sentido para fallar la palabra precisa, lábil para crear atmósferas fantasmales y esperménticas que a uno le ponen los pelos de puta, su audacia con la frase ivaginativa y su dominio de la lengua con un sexgo lambivalente  entre lo cosmopolita y lo vergáculo (dualidad estilística por erección propia); lo colocan en una posición de perrito en la naturaleza humana, en el umbral de la merecida Cama Universal. Prueba de lo anterior son las continuas pubicaciones de sus sobras y los semenarios que se llevan a cabo sobre su vida con periodicidad sexanal.
Fue además un gran exprimentador, siempre al falo de la vanguardia, pero sin abandonar su prosa llena de recogimiento y sin exsexos. Filósofo ilustre, uno de los labios más lucidos de su épica.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Yantar de Gesta 7 (Yeshua. El menú del gran Rabí)





Él también profesó amor por el arte culinario. Al Maestro se le daba bien el pescado a las brasas. Prefería las especies del mar de Tiberias. No nos dejemos engañar por la aparente sencillez de su platillo ni pensemos que se trata de una receta aburrida. ¿Acaso los expertos en yantar no afirman que "con la falta de recursos nace el apetito, base de la gastronomía"?
Limpiar un pez por dentro y por fuera no es fácil. El Maestro, después de desechar las vísceras y lavar muy bien, eliminaba las escamas con un cuchillo raspando en dirección a la cabeza. Después de cortar la cola lavaba de nuevo. Bienaventurados lo que tienen hambre y antojo de arenque porque ellos serán hartos.
El Rabí cocía el pescado directamente al fuego durante veinticinco minutos para que quedara crujiente. Su cocina era bucólica, al aire libre; tan distinta a las de hoy en día con su aséptico aire de sanatorio.
Condimentaba con semillas de mostaza y servía pan de cebada hecho con levadura fresca, no corrompida como la de los fariseos. Como postre, lo habitual eran los dátiles y los higos recién cortados. Quien tenga papilas gustativas para degustar que paladee.

Otra exquisita receta del Maestro eran los huevos galileos. Huevos de gallina que prodigaba a todo aquel que quisiera probarlos porque, ¿quién de vosotros si su hijo le pidiera un huevo le da un escorpión? Después de freírlos en aceite de oliva extra virgen (sin alusiones personales, por favor), los aderezaba con posca, esto es, vinagre balsámico (lo que los soldados daban a los que crucificaban para mitigar el dolor), adicionándole hojitas de romero silvestre.
A veces los huevos los preparaba en forma de omelette, con queso de cabra y yerbabuena. Obraba milagros con sus recetas y las ofrecía orgulloso a sus discípulos con una sonrisita de mordisco.







lunes, 26 de diciembre de 2016

Muros de Niebla



Del este oscuro
la niebla sin rodeos
llega en silencio.

o

A campo abierto
me circunda la niebla
en vano huir.

o

Entre la niebla
la brusca maravilla
de una fogata.

o

Niebla y llovizna
con abrigo de paja
se cubre un viejo.

o

Deforme viene
la neblinosa traza
del verdulero.

o

Tiene tu nombre
mi ventana empañada
con grandes letras.

o

Niebla de otoño
¿Revolotea un trapo
o es un conejo?

o

La carretera
obstruida no lejos:
muro de niebla.

o

Sierpe de niebla
con sigilo se arrastra
sobre la yerba.

o

A ratos triste
luego a merced del tedio
con tanta niebla.

o

Trazos distintos
con el mismo pincel:
biombo de niebla.

o

Revuelo de hojas
la niebla se disipa
con raudo viento.

o

Entra en la niebla
la pensativa dama
cejas fruncidas.





















miércoles, 3 de agosto de 2016

Casa


Debe haber un maldito sitio
con un cielo y una casa mía
(Gianluca Grignani)

Tal vez no se comprenda,
pero clavo mis uñas en sus paredes
y hasta muerdo sus labios de febril sillar.
Tal vez no se comprenda
pero escapé de la ciudad y de la náusea.
Tal vez no se comprenda
pero me incorporo antes del amanecer
para escuchar el líquido tintineo
de las monedas solares.
Ahora tengo víboras, coyotes y jabalíes
muy aristocráticos que me saludan
en los silencios de la tarde.
Perdónenme si pueden
la altanería pero...
es mi casa.
Yo la hice.
Tal vez no se comprenda.

jueves, 30 de junio de 2016

Los rarillos




Los rarillos somos difusos, neblinosos. Somos besadores insaciables de fantasmas. No caben nuestros deseos en la galaxia. Nos gustan los pieses'n bonitos y las noches lentas. Inventamos extraños ritos que nadie entiende. Los rarillos nos masturbamos como si fuera una eucaristía que provoca respeto. Nos quitan el agua y nos convertimos en cataratas de rocío. Sabemos que mienten quienes dicen que los labios son poco luminosos. Los rarillos nos encarnizamos con las palabras más bellas. Los rarillos, aunque se repitan las secuencias, nunca cumplimos años. Tenemos un puesto en el mercado para ofrecer magnos olores nada rancios de romances idos. Los rarillos llamamos al ser amado con diferentes nombres.
Los rarillos nos reímos de los que dicen que cada quien labra su destino.
Los rarillos somos muy rarillos...

Y no 'stamos güenos.

jueves, 14 de abril de 2016

Galletas de la fortuna



Por: Yalo Tsé

º Todo mundo cree saber cómo debe ser un ser humano.
 
º Ese narcisismo tuyo tan arraigado que tus labios besan en sentido contrario.
 
º No te des por vencido a la primera dificultad. Hazlo antes.

º Es retrógrado y nulo tener un ideal: la moda es tener actitud. Ya no importa el ser sino la personalidad, la envoltura.
 
º ¿Más falso que una moneda con dos caras? Más falso que una frase de amor en un burdel.
 
º Somos expertos en inventarnos deberes fatigosos, superfluos y equívocos; de nulo provecho para nosotros y para el prójimo.
 
º Es la hora de frotar esa desgarradura espumosa y de la rencorosa añoranza por aquello que la causó.
 
º Ingéniatelas para que tu conducta sea más importante que tus creencias.
 
º Para aprender sobre la estupidez hay que procurar observarse uno mismo con mucho detenimiento.

º De nada sirve arrancar el dolor; queda una oquedad carroñera y fétida, y para colmo nada liviana.
 
º Debes ser realista: hazle caso a tu amiguito imaginario.
 
º Nunca confiar en alguien que preconiza: "Las cosas pasan por algo".
 
º En cada época, toda generación piensa que es crucial su intervención en el devenir de la humanidad.
 
º Es más frecuente el no cambiar de opinión o punto de vista por pereza que por orgullo.

º Aléjate de esos seres con optimismo inoxidable.
 
º No te esmeres tanto en encontrarte a ti mismo. Te puedes llevar una gran decepción.
 
º Renegar de nuestros vicios y defectos; repudiarlos y zaherirlos para después recapacitar, echarlos de menos, implorarles perdón y pedir la reconciliación.