viernes, 27 de agosto de 2010

Fórmula para amar a dos hombres a la vez

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Cuando estés con él también desea al otro. Que éste te subyugue y a aquél sométete. Dile a uno bello pero al otro primoroso. A aquél llévalo en la sangre y al otro junto al pecho. Suspira por el ausente y vibra con el que está. Sé verduga de éste y con aquél no tengas clemencia. Siembra incertidumbre en la cabeza del confiado e infecta de celos el corazón del que no duda. Ante uno vístete de incendio y detrás del otro lleva quemantes ornamentos. Debajo de la mesa enlaza tus dedos con este que se alimenta mientras con el pie acaricias el empeine de aquel que dialoga. Lleva tatuados los besos de uno en la cintura y los del otro hazlos tintinear en tus caderas. Envenena a aquél con tu saliva y a éste corrómpelo. Engaña a uno y sé traidora del otro. Unta en tus tobillos la pulpa de varón del más contiguo y frota tus muñecas con el polen del más lejano. Frente a éste luce pálida y junto a aquél languidece. Sé quebranto de uno y enfermedad del otro. Piérdetele al que te sigue y esquiva al que te encuentras.

Que no se entere tu mano diestra de lo que hace tu siniestra.

martes, 17 de agosto de 2010

Coba Nasal

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Soñé, Amiga, que frente a todos acariciabas suavemente con dos dedos mi nariz. Con morosidad y hasta con cariño para luego hacerle un torniquete. Quedé intrigado unos instantes: la ocurrencia de un acto así en un lugar público fue algo tan inesperado como exótico. Todos nos miraron con reacciones de lo más diversas, tus conocidos desde luego en plan de burla. Aunque parezca absurdo tuve una ilusión dentro del sueño: creí que era tu forma de demostrarme que finalmente me aceptabas tal y como soy: un engendro narigón. Al despertar seguí pensando lo mismo. Ay, Amiga, ¿era posible que por fin llegaras a sentir ternura por este cartílago titán, por esta protuberancia que hubiera sido la diatriba de un Cyrano por fin desagraviado? El sueño reverberaba en mí con todas sus sensaciones y hasta tu perfume persistía, cosa rara, tomando en cuenta que ésta, mi energúmena olfativa suele consumir y no dejar ni pizca de cualquier esencia tuya. Tú misma asegurabas, Amiga, que esta napia de elefante era un peligro al aspirar un frasco perfumado porque extinguía el contenido en un segundo. Por supuesto siempre he creído que esas frases son una forma especial y oblicua de manifestar tu simpatía por mí, de alegrarme con tu ingenio. No paro de reír cuando dices que el peso de mi trompa me hace perder el equilibrio, o que con un leve estornudito puedo provocar una borrasca. Creo intuir una dulce emoción reprimida detrás de tus palabras guasonas. Se nota que te conmueves cuando entre tus allegados te refieres a mí como la meganariz hipermoquera, la escuadra de medir el infinito.
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lunes, 9 de agosto de 2010

martes, 3 de agosto de 2010

Alejandrino A Alejandra

Para la Pizarnik

Flora flor espumosa, tu angustia está de fiesta,
tu corazón fatal de aurícula de tinta
es un alfiletero convulso en una cesta
que ante la misma duda sangra en forma distinta.

A acariciar violetas te duermes predispuesta
desde que las palabras te dejaron encinta,
y bajo tu escritorio un súcubo se acuesta
sobre tus mocasines royéndoles la cinta.

Camaleónica niña bonita aunque reniegues,
como un ángel proscrito, en cenizas alzada,
viajas a la Inocencia que ayuna hasta que llegues.

Al jugar a las rondas la muerte te hace muecas
de mofa con ternura, porque eres la espantada
niña que despanzurra llorando a sus muñecas.

domingo, 25 de julio de 2010

Diezmos 2

Ágatas Azules

Mi diezmo es sólo un guijarro,
pedrusco de simpatía,
el culto que te debía,
ejemplo de despilfarro.
Si de emoción te desgarro
está bien que disimules,
ni una palabra articules:
en prueba de que te adoro
te doy también el tesoro
de mis ágatas azules.

jueves, 22 de julio de 2010

Ensayo Dactilar

El pulgar es un dedo solemne. Por algo los emperadores romanos lo utilizaban para emitir su veredicto al momento de decidir la suerte de los gladiadores vencidos. Incluso las mujeres, hoy en día, a veces se valen de su contundente aspecto para desahuciar a sus enamorados. Hacia arriba: el indulto, la aprobación, la buenaventura. Hacia abajo: el infierno, la inmisericordia, la destitución. Es el dedo más autónomo y, a la vez, el alma unificadora del grupo. Es el soporte, el conciliador; se lleva bien con todos.
Su obesidad es engañosa. Si se lo propone puede ser ágil y juguetón: las canicas le fascinan. De todos modos hacemos bien al tratarlo con respeto: los pactos con el diablo llevan su firma, y el día de mañana, cuando Dios decida aplastarnos, seguramente lo hará con un pulgar.

El índice es de otro temple. Es el curioso, el indiscreto. Se mete en dificultades continuamente a causa del irresistible encantamiento que le provoca la oquedad. Fanfarronea a toda hora y se empeña en conseguir el liderazgo. Él es quien elige sitios, rutas, personas. Asigna cometidos y dirige esfuerzos. Acusa y recrimina. Calumnia.
Debemos reconocer no obstante su valentía, pues a menudo le tocan faenas peligrosas. Verifica temperaturas, aristas, consistencias. Hurga y rasca desconocidas cortezas y caprichosas superficies.
Es toda una contradicción el que siendo un alborotador innato, sea él precisamente quien se estire adusto junto a los labios para imponer silencio.

El dedo cordial es un tanto misterioso. Larguirucho y circunspecto, parece poco proclive a la frivolidad y a las cosas mundanas. Es el aristócrata de la camarilla. Con indiferencia acepta salvar a los demás en los momentos críticos cuando alcanza lo que sus compañeros no pueden. Sus frotamientos son tersos y reconfortantes. Sin embrago, si se le acorrala o se le hostiga, soslaya protocolos y amaneramientos haciendo gala de una procacidad que ruboriza, al adoptar posturas abiertamente injuriosas o al arrojar proyectiles como una catapulta.

El anular no ostenta afanes protagónicos. Es huidizo y pachorrudo. Sólo si se le llama acude, si se le acaricia corresponde. Sobrelleva estoicamente la intromisión de las alhajas. Aunque esplendorosas, no dejan de resultar un lastre. No le hacen falta atavíos semejantes para sentirse apreciado.

El meñique es definitivamente el más sentimental de todos. Aunque le pese, su complexión de poeta tísico lo ha convertido en símbolo de la ternura. No fue hecho para las labores ásperas, lo cual no implica necesariamente que sea un pusilánime, lo corrobora la hazaña de resistir todo el peso de los demás, cuando un ataque de furia hace gestar un puñetazo sobre una mesa y a nuestro amigo le toca amortiguar el impacto. Injustamente se le considera un menor de edad o un subdesarrollado. Más bien es un melancólico risueño. Por su gentileza acostumbra emprender misiones muy sutiles, como apartar las pestañas sueltas de los rostros, secar lágrimas furtivas, iniciar subrepticiamente lances amorosos.

Ya vistos en conjunto, estos cinco soldaditos son la parte más elocuente de nuestro cuerpo. Bien sea a base de códigos o de gestos espontáneos, logran transmtir, incluso involuntariamente, la mutabilidad de nuestra naturaleza. Ellos son la herramienta primigenia, la caricia inmarcesible, el arma más antigua. Son el principal indicador anímico. Si entristecemos, languidecen como medias arrumbadas. Si el pavor nos toma por asalto, se crispan como el espinazo de un felino. Si estamos felices, cantan, bailan y parlotean como colegialas en un día de campo. Y suplican y reclaman y se mofan. Por algo dicen que nuestro corazón guarda magnitud con nuestro puño cerrado.


viernes, 16 de julio de 2010

Frases Céleres 2

° Miente bien, miente más. Miente de verdad.

° Hallé una causa perdida en que ocuparme.

° La H (hache) es el aforismo del silencio.

° Pensar en no pensar no es pensar.

° Entretenerse puede costar o no. Aburrirse siempre es gratis.

° En realidad, la Santísima Trinidad la constituyen dos: Yo.

° No seas ateo. Cree en ti.

° Amor: hipertrofia aguda de la autosugestión.

° El Amor es: Sí, Ego.

° El porvenir se vislumbra vetusto.