sábado, 4 de junio de 2011

Teléfono



De niños el teléfono es un objeto divertido, un juguete. Recuerdo cuando descubrimos en el vecindario una casa deshabitada con la línea operante. Tras colarnos por una ventana la pasábamos en grande marcando al azar, haciendo preguntas tontas o capciosas y solicitando taxis para acudir a direcciones falsas. Al simular voces de gente mayor cubríamos el auricular con la mano o un trapo.
Con el tiempo la magia del aparato mengua. Cierto, de jóvenes sirve para maratónicos coloquios con la novia mas ya no es lo mismo. Las frustraciones son mayores que las recompensas: número ocupado, la bella durmiente no está, servicio interrumpido, interferencias; en fin.
Viene luego la etapa adulta y es entonces cuando los teléfonos se vuelven peligrosos. En especial si uno anda borracho o sentimental. La peligrosidad es doble: por los ridículos que uno comete y el costo de las llamadas. Uno termina diciendo cosas que no siente o pidiendo perdón hasta por existir.
Hoy día, cuando se busca una voz amiga, es más frecuente que la grabadora de mensajes nos socorra y registre nuestro monólogo lastimero a manera de único consuelo. Y todo porque el propietario del teléfono al que recurrimos está más deprimido que nosotros… y no contesta.

martes, 31 de mayo de 2011

Diezmos 4


Playa

Para que endulces la arena
y en la espuma del mar reines,
el cielo ungió tus empeines
con néctar de luna llena.
Tu deambular enajena
a mis frenesíes viejos.
Al verte de no muy lejos
se almifican mis hormonas
cuando tus pies contorsionas
en la playa con cangrejos.


lunes, 30 de mayo de 2011

Vericuentos 5 (Complejos)

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Conozco un caso clínicamente más grave. El de una cucaracha que tras una noche intranquila, amaneció sobre la cama convertida en Gregorio Samsa.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pingüino

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Como un pingüino
que mira y dice adiós
aleteando convulso
con quebranto glacial
al hielo flotante que se aleja
del polo desprendido
donde tú vas
radiante
a la deriva

viernes, 13 de mayo de 2011

Dios se pone de pie cuando tú llegas

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Dios se pone de pie cuando tú llegas
rivaliza conmigo y es tan diestro
que te halaga dulzón, pues el Maestro
es también de costumbres mujeriegas.

El Supremo te guiña y tú lo niegas
y aunque un poco celoso yo me muestro,
te sentimos los dos como algo nuestro
que nos damos un trato de colegas.

Dios se quita la aureola ante tu paso,
yo con vino en tu honor alzo mi vaso.

Cada quien con su estilo su homenaje
por los obvios contrastes de linaje.

Congratúlase Dios porque eres bella.
Se santigua y me dice: "Ve con ella".

Betsabé

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No tengas miedo, David, será fácil y nada comprometedor. Urías no tiene un gramo de resistencia física, y seguramente, no durará mucho tiempo. Además es torpe y ante tantos peligros estará indefenso. Recuerda tu promesa. Juraste ser capaz de cualquier cosa con tal de verme libre. ¿Has olvidado tus palabras cuando me viste salir desnuda después de mi baño de sales?: “Santo Dios, apártame de este fuego”, te escuché vociferar. Incluso babeaste enfrente de mi desdichado esposo, quien como siempre no me advirtió de la presencia de visitas. Tú eres su jefe y puedes asignarle cualquier tarea. Lo tomará como un ascenso. El mentecato no ha hecho más que urdir horóscopos sin mirar las estrellas, y consignar los eventos frívolos de la aristocracia. ¿Cómo habré de persuadirte David?, ¿Olvidas que aguardo un hijo tuyo? No existe ningún riesgo. A Urías le fingirás confianza diciéndole que tomando en cuenta sus manifiestas aptitudes, será a la vez responsable de la crónica y las imágenes. Aceptará gracias a sus absurdas pretensiones heroicas. Tan sólo imagino la escena y ya siento un delicioso y malévolo escalofrío. Lo veo saltando de un lugar a otro, aturdido y lleno de espanto; tiesos los pelos y blanquecinos los labios, arrastrándose a través de la ciénaga, pensando vanamente en regresar a casa con las fotografías y reportajes para tu revista que lo cubrirán de gloria, sitiado en medio de lo más brutal del combate, para finalmente caer barrido a causa de una terrible detonación o una tupida ráfaga de metralla. ¿No encuentras exaltante el cuadro que describo? Ello significa librarnos de la aborrecible presencia de Urías. Sólo así será posible abandonarnos a nuestros intrépidos apareamientos y nos olvidaríamos para siempre de sus degradantes fisgoneos.