martes, 24 de febrero de 2015

Décima con fines estratégicos





Sentimientos encontrados,
con el corazón perdido:
hay nudos en su tejido
y variedad de sangrados.
Creo que tengo menguados
el pulso y el pensamiento.
Gozo de un llanto contento,
padezco una triste risa.
Estando mi alma indecisa...
¿Por qué siento lo que siento?
















Homo Lectoris 11 (El vicio de la lectura)




De niño, como a los siete años, me regalaron mi primer libro que no era para fines escolares. Un libro muy famoso que editó José Vasconcelos: "Lecturas  clásicas para niños". Contenía extractos de las grandes obras de la literatura, desde selecciones del Gilgamesh, Cantar del Roldán, el Juglar de Nuestra Señora, Fábulas de Esopo, Don Quijote por supuesto, cuentos de los hermanos Grimm y muchas otras joyas. Yo me pasaba horas en un tanque de agua elevado a 10 metros de altura por el cual se llegaba a través de una escalera de caracol. Me perdía y nadie  lograba encontrarme.
Un día llegó la televisión a casa: un auténtico lujo. Fue una noche. Mi padre la encendió en tan solemne ocasión y el primer programa de TV que vi fue el que incluyo abajo. El actor es Burgess Meredith, un incomprendido actor especialista en dramas de Shakespeare que tuvo que ganarse la vida haciendo de "El Pingüino" en la serie de Batman en los años sesenta y como el entrenador en las secuelas de de Rocky.
El doblaje del actor principal corre a cargo de Carlos Riquelme, un actorazo mexicano.



lunes, 23 de febrero de 2015

Diatriba más bien claridosa


Pujan los feligreses de este juego
que —hosanna— se bendice con las patas.
Devota de los tótems en el campo,
la barbarie persígnase con goles.
Le escupiría Píndaro a la turba
que confunde a un trofeo con la gloria.

Una guirnalda de balones: gloria
de veintidós eunucos cuyo juego
pudre el par de neuronas de una turba
que robustece el ego con las patas.
Catatonia de micos en el campo
que ofrece un festival de flojos goles.

El honor patrio pende de los goles
de estos caudillos (¡risa!) en pos de gloria,
remedo atroz de atletas en el campo 
que toman por oráculo un ruin juego,
un ritual que se oficia con las patas
y la mística vacua de la turba.

Hay que ver el festejo de la turba,
su brindis con cerveza por los goles
—esa estéril hazaña de las patas—
su fanfarronería hecha gloria
por la postiza épica de un juego
que vulgariza a todos en el campo.

La peste excrementicia, desde el campo,
propágase adictiva entre la turba.
Mefítico negocio: hay tanto en juego
que la divisa en curso son los goles
con que se compran cáscaras de gloria:
la estólida epopeya de las patas.

Si la virilidad está en sus patas,
se sienten señoriles en el campo
con su fugaz y chapucera gloria;
mitopeica costumbre de la turba
de exhibirse grotesca ante los goles
de bufones pomposos en el campo.

Píndaro, ya la turba exige goles
eructando en el campo hedionda gloria
del juego que se entiende con las patas.



Travesía




Parte un mexica a ver a una española,
llevo una brújula en el pecho inquieto
—le he conferido dones de amuleto—
le hablo en la jerga de una caracola.
Pese al sueño y el frío, cada ola
me robustece sangre y esqueleto
—el Mar Cantábrico resulta un reto—.
Es mi bitácora una fecha sola
y es mi destino un solo y bello punto.
Mi itinerario de marinas furias
me sabe a maravillas en conjunto.
Y después de huracanes y penurias
tras llegar a la costa al fin, pregunto:
Busco a Lolitzin. Es de aquí, de Asturias.

domingo, 22 de febrero de 2015

De almas y cosas peores

Si hay almas que
se reconocen
lo mejor sería que
ni siquiera se rozaran
porque terminan más solitarias
él viendo cómo a su ternura
se le quiebran los dientes
al moder el nombre
que no quiere pronunciar
y ella con una iracunda decepción

sería mejor que esas almas
no se rozaran
porque terminan tumefactas

sábado, 21 de febrero de 2015

Abbá



Dios: siendo yo un niño
en el umbral de la era de hippies apostólicos,
supe de quien con fe llaman tu hijo
y de rodillas blasfemé: son tan diferentes.
Tú cósmico, Él galileo.
Me conmovieron sus retorcidos miembros por los clavos
y el bello torso de una floral fragilidad
expuesto sobre la cruz.
Me hablaron de su séquito
de pescadores harapientos y mujeres difamadas.
Él mejilla por mejilla, Tú ojo por ojo.
En el templo se condujo como el paladín justiciero
que cualquier chiquillo vitorea.
Dicen que musitó dóciles palabras
con las que te bendecía antes de morir.
¿Pensaste en la Madre cuando se coaguló
la sangre en sus cabellos?
Corre el rumor de que lo embalsamaron
con supersticiones y la ascención tuvo otra ruta.
Junto a tu trono ecuménico y calígine
no hay espíritu santo a la siniestra
ni vástago a la diestra.
No yerres: perdí la fe
no el deseo de amar a un padre celeste.
Él misericordioso, Tú punitivo.
El cordero sacrificado, desde un fétido despeñadero
está llamando a su rebaño.
Tiemblo aún ante su resplandor
de estrella pechiabierta.
En verdad os digo que no se te parece.

Charcos 2


tiendo galante
mi abrigo con remiendos:
ella ante el charco


a tus pies besan
ondas de agua en un charco
las muy traviesas


la transeúnte
as en salto de charco
y con tacones


reflejos de agua
cuidado con las nubes
al brincar charcos



fin del chubasco
el quieto charco enturbia
tus pies descalzos



aún [y aun] con truenos
tus bellos pies salpican
perlas de lluvia



frente a un gran charco
el estilo ante todo
para brincarlos



cita en un charco
el reflejo de luna
cautiva al mirlo


Charcos 1
http://luismarianolugubrisvox.blogspot.mx/2012/06/charcos.html