lunes, 23 de febrero de 2015
Travesía
Parte un mexica a ver a una española,
llevo una brújula en el pecho inquieto
—le he conferido dones de amuleto—
le hablo en la jerga de una caracola.
Pese al sueño y el frío, cada ola
me robustece sangre y esqueleto
—el Mar Cantábrico resulta un reto—.
Es mi bitácora una fecha sola
y es mi destino un solo y bello punto.
Mi itinerario de marinas furias
me sabe a maravillas en conjunto.
Y después de huracanes y penurias
tras llegar a la costa al fin, pregunto:
Busco a Lolitzin. Es de aquí, de Asturias.