sábado, 28 de febrero de 2015

Dísticos dispares


Fotografía: Jandro Llaneza



Perdóname esta ofrenda tan sencilla
al convertir tu nombre en mi capilla.

Llevo tu nombre en mi pellejo ajado
como alfiler de broche atravesado.

Cuando siento temor no me denigro
pues profiero tu nombre ante el peligro.

Ayer hablé contigo aunque no estabas,
un diálogo en silencio mas sin trabas.

Tuve un trance de imágenes, diseños:
que yo andaba de incógnito en tus sueños.

Así es como te pienso con frecuencia:
extraigo de mi pecho tu presencia.

Soy vendedor de humo —bien lo sabes—
curandero de inútiles jarabes.

Si el mar y tu mirada juguetean
sabré cómo tus ojos espejean.

Con el aliento que sutil exhalas
robustecen los pájaros sus alas.

No te enfades conmigo, amada: brilla;
pues eres el fulgor de mi capilla.

Capillita de luz con muchas gamas
que en modo tutelar en mí derramas...

Desde allá, donde está lo que más amas.