jueves, 28 de enero de 2021

Ojos de Pacún 9




º
como dos faros
detrás del velo negro
de un miedo extraño

º
límpidos ojos
sin lágrimas presentes
imaculados

º
mirar sereno
como gotas de llanto
como el silencio

º
a ojos vista
a ojos contemplada
con las entrañas

º
parecen sombras
siluetas juguetonas
tus raudos ojos

º
pese a lo oscuro
es siempre primavera
junto a tus ojos

º
no pertenecen
ni al alba ni al ocaso
tus dos pupilas




lunes, 18 de enero de 2021

Un universo unitario 1 (Los orígenes)

 



Para muchas personas sigue siendo una historia de ficción, una auténtica quimera la teoría del Big Bang. No hablamos de gente con un concepto religioso sobre el origen del Universo, sino un gremio con un nivel de cultura científica que piensa de modo distinto acerca de nuestra procedencia, del principio del Cosmos y todo lo que hay en él. Del inicio del orbe, espacio, infinito, la creación o como guste llamársele.

Para ellos resulta imposible conocer con tanta exactitud cuánto demoró la famosa fuerza explosiva que fue el preámbulo, el preludio de la Vida. Les parece inconcebible el poder afirmar que dicha explosión tuvo lugar en una trillonésima de segundo (hay quienes aseguran que en una centésima) y en medio de una temperatura de más de cien mil millones de grados centígrados. Como si los defensores de tal teoría hubiesen estado allí presentes.

El que todo haya ocurrido a partir de la “Nada” en medio de la más absoluta oscuridad (o un ínfimo punto según otros), parece de lo más inverosímil y en contra de la Ley de Conservación la Materia que a todos nos enseñaron en la escuela: Nada se crea ni se destruye, solo se transforma. No olvidemos que la misma premisa se aplica a la energía pura.

De ser así, parece que la materia oscura tiene otras propiedades que ignoramos y, según parece, hay cosas que sí pueden surgir o auto crearse partiendo del vacío, de cero. Es decir, de la Nada tan problemática. Incluso creyendo que el Universo es finito o infinito (eso poco importa en el contexto en que nos movemos) y se curva sobre sí mismo, es indudable que hay o hubo “algo” antes que dio marcha a la maquinaria en que nos desenvolvemos.

Para que tal explosión o Big Bang pudiera haber tenido lugar, diversas partículas debieron haber existido y, según los creadores de semejante teoría, existieron y existen (fotones) pequeñísimos átomos sin masa ni carga eléctrica. Algo así como corpúsculos fantasmales que parecen más bien producto de la fantasía. De una manera mágica pasamos de las tinieblas a un fulgor deslumbrante capaz de cegar a cualquier testigo de los hechos, cosa que no hubo al parecer.

Hoy en día, cualquier persona que ponga en duda la tesis del Big Bang es puesta en ridículo. Es objeto de burlas y no se le toma en serio; a menudo inclusive se le denigra. Ahora hasta en niño de seis años repite —sin entenderlos— cada detalle de tal hipótesis como si fueran los preceptos de un libro sagrado.

En nuestro tiempo, cualquier persona que se respete, no puede poner en tela de juicio una conjetura que algunos juzgan tan bien armada y debe, por lo tanto, dedicar sus estudios y tiempo destinado a la ciencia, a menesteres más provechosos y suposiciones innovadoras. Nadie con un grado mínimo de sentido común gastaría sus horas tratando de poner inconvenientes a una cuestión que no presenta reparos ni tiene grietas.

El modelo de la creación del Universo parece dejar satisfechas a muchas personas aunque no se le comprenda. Lo cierto es que hay una incómoda vaguedad con respecto a nuestro comienzo. Es una imprecisión embarazosa, algo con tintes de generalidad que da un poco de vergüenza. No es que se pretenda complicar las cosas de manera gratuita, pero las explicaciones a menudo caen en lo pueril.

Hagamos aquí una pausa necesaria. Aunque a menudo los vocablos teoría y modelo son sinónimos, para muchos una teoría contiene material ambiguo o engañoso que no posee un modelo. Hay casos peculiares en que cualquiera de las dos palabras pasa a formar parte del nombre con que designa a una crítica, comentario, explicación o enseñanza determinada.

Haciendo a un lado de nuevo la cuestión mística y los comentarios religiosos, resulta obvio que aún no existe una solución convincente y que complazca a una mayoría, acerca del arranque de la Humanidad.

Según la teoría del Big Bang, a medida que el Universo se expande se crea nueva materia llenando los vacíos que hay entre galaxias, cosa que va en contra de la famosa ley que nos enseñaron cuando éramos niños. De acuerdo a esta creencia sobre el éter o Cosmos, hay muchas cosas que no pueden explicarse, lo cual constituye una salida muy fácil, casi un insulto.

Parece que se ha perdido la objetividad y todo es tema de preferencias filosóficas. Pero cuidado, no estamos sugiriendo que lo pagano sustituya a lo divino, ni que la apostasía prevalezca sobre los dogmas o la fe. Se pugna por una ciencia que pueda verificarse, de proposiciones capaces de ser confirmadas una y otra vez. De razonamientos que puedan examinarse bajo la lente de la neutralidad, cosa que la ciencia no siempre lo es. Se pretende ser imparciales.

Lo cierto es que la teoría de la expansión del Universo, aún con su trasfondo en apariencia tan profundo y científico, no deja de ser tan idílica como la de cualquier credo religioso. En esta época contemporánea, es una costumbre más o menos ostentosa el poner a prueba o en entredicho ideas sobre la ciencia y más aún sobre la astrofísica. Muchos modelos hasta ahora aceptados como válidos en tiempos pretéritos, han resultado erróneos.

No necesitamos de nigromantes, brujos o magos que nos inventen una historia fantástica y seductora. Para mitos ya tenemos más que suficientes, algunos de ellos bastante poéticos. Requerimos de la asistencia de la técnica y el conocimiento. No obstante, tampoco queremos que nos llenen las neuronas con cifras y eventos que son muy difíciles de ratificar solo porque somos  parte del público que anda a pie.

Lo que ahora corresponde es reemplazar el modelo corriente por una teoría mejor, a partir de observaciones y cálculos más confiables. Hoy no basta responder a la pregunta “¿Cómo fue?”, sino también “¿Cómo será?”. ¿Continuará el Universo con su expansión toda la eternidad? ¿Seguirá enfriándose por tiempo indefinido? ¿Continuará agonizando hasta extinguirse? ¿Qué sigue?

Volvamos a tener cuidado. No se está diciendo que la teoría del Big Bang es inexacta. Solo se afirma que no hay suficientes evidencias. Tal vez no hubo un Universo primitivo, no hubo estallido ni expansión. Acaso el futuro que le espera sea contraerse de nuevo hasta volver a ser un punto diminuto, haciendo desaparecer galaxias, estrellas, planetas átomos y toda clase de partículas.

Decimos que el Universo se expande porque todo parece indicar que las galaxias se alejan unas de otras, y porque una débil electricidad radioestática parece circundar cada rincón que nos rodea. También decimos que habitamos en un especio que aumenta de tamaño, que crece cada día.

Luego entonces, si las galaxias se van separando entre ellas en forma gradual quiere decir que en el pasado debieron estar más juntas, ¿no es así? Parece que todo es cuestión de simple lógica. Según esta forma de pensar, debió haber existido un tiempo en que todo estaba concentrado en un punto con densidad infinita que los científicos han dado en llamar “singularidad”.

Lo anterior es para la mayoría una imagen simplista del nacimiento del Universo y es motivo de la principal crítica que recibe este modelo. El punto con densidad incalculable explotó y eso fue todo. Pero esto provoca una pregunta a la cual se llega por cualquier camino: ¿Cuál fue el origen de dicho punto diminuto? ¿Cómo empezó todo antes de dicha singularidad? ¿Cómo arrancó el Universo?

Lo curioso es que, si tuviéramos la posibilidad de ver el espacio desde lejos, más tiempo atrás veríamos. Hoy con los poderosos telescopios de que se dispone, se puede inferir cómo era el Cosmos en su etapa más joven.

Seamos francos; los científicos de todas partes no se sienten cómodos con ideas sobre singularidades e infinitos. Les provocan escozor. Por ello se considera al concepto del Big Bang como defectuoso. En realidad esta teoría puede explicar (con sus trabas e inconvenientes) cómo dio marcha el Universo, pero no nos puede decir qué ocurrió justo al inicio de todo. Al Mero Principio.

En el momento en que los científicos afirman que conocen con profunda convicción lo que ocurrió durante los primeros minutos del Universo, no es porque cuenten con evidencias en la palma de la mano; sino porque han desarrollado un modelo que encaja o coincide con la mayoría de sus observaciones o creencias. Es decir, sus experimentos concuerdan con dicho modelo.

Lo que debemos comprender es que dicho modelo no es una fotografía o representación idéntica al objeto real, blanco de muchos análisis. Así como un automóvil de armar o una nave espacial de juguete es una idea de la cosa auténtica. Una imagen mental que se expresa, por lo común, mediante ecuaciones y números.

Lo anterior, es solo la mitad del modelo. Lo importante es que dichas ecuaciones y números describan cómo se mueven las partículas, esferas y cuerpos en general. Todo ello reflejado a través de leyes o proposiciones físicas en términos de expresiones matemáticas. No se pide que tales modelos sean precisos. En absoluto. Los modelos suelen fallar. Lo importantes es detectar en dónde y mejorar las predicciones que pueden brindarnos.

De hecho, todos los modelos científicos tienen limitaciones nos guste admitirlo o no. Ninguno de ellos es “la verdad absoluta”. Muchísimos modelos funcionan bien bajo ciertas circunstancias. Pero al salirse de ellas, fallan. Lo mismo podría ocurrir con el Big Bang. Bien puede tratarse de una aproximación aunque no la realidad misma. Acaso sea un modelo que actúe en forma precisa o que sus predicciones sean correctas, siempre y cuando se halle bajo las condiciones apropiadas.

La ciencia avanza muy rápido así como las teorías que se admiten o se descartan. No olvidemos que hasta hace poco —en términos relativos—, aún se empleaba la regla de cálculo en lugar de una hewlett-packard científica, un reloj o un teléfono. Y así como sus avances suelen ser vertiginosos hoy en día, lo que antes era, ya no es. En nuestra época se dice que la fuerza gravitacional es más bien materia oscura que se deforma. Es lo que mantiene unidos a los planetas con el sol. Antes era como una especié de tirón entre masas de distinta envergadura.

¿Cuántas veces no escuchamos a un científico decir algo así…?: “Lo que llamamos X es en realidad Y”. Para ponerlo con todas sus letras, un ejemplo: “Lo que llamamos vacío es en realidad un gas interestelar”. Todo indica que las cosas a fin de cuentas no son lo que aparentaban en el principio. Las nebulosas no son tales, sino conjuntos de estrellas refulgentes. No es de extrañar entonces que la materia se transforme en energía y viceversa.

Los científicos son eso: hombres de ciencia, no lingüistas. Cuando un erudito afirma que el núcleo de un átomo se compone de neutrones y protones, lo que en realidad pretende decir, es que bajo ciertas condiciones, un átomo se comporta como si estuviera conformado por dichas partículas. Una cosa es tomar el “como si” tal cual lo leemos, y otra el tomarlo como un modelo, algo aproximado. Es una diferencia que parece insignificante pero es crucial. ¿Qué puede decirse del origen del Universo? Que está plagado de muchos “como si”.

No se pretende —aunque no estaría mal y entre más rápido mejor—, hallar defectos en la teoría del Big Bang. Decimos que no estaría mal porque de esa manera destacamos los huecos en donde se requiere de una mayor comprensión acerca de nuestros comienzos. Dejaríamos atrás el encogimiento de hombros ante lo desconocido. Habría progreso y mejores modelos o teorías, términos en este caso intercambiables. No debemos olvidar que hay cosas que creemos o pensamos saber, y otras que sí sabemos. O al menos así parece.

Muchos modelos y teorías han requerido de modificaciones con el paso del tiempo, no es pues de extrañar que la teoría de la expansión también las tenga. No hay ninguna paradoja ni conflicto alguno en ello. Es algo inherente y propio de la ciencia si se considera genuina. Se pueden obtener ideas distintas mirando los mismos acontecimientos desde perspectivas diferentes. Y todas las ideas pueden tener su porción de certeza; acaso uniéndolas sea posible llegar a una sola que detente la verdad o algo muy parecido a ella.

Es natural que se busque un concepto globalizador sobre el origen del Universo. No es solo el capricho de una Gran Unificación. Más que una teoría única se busca una versión total de las cosas, para lo cual hay que admitir que el trabajo se halla incompleto. Falta mucho camino por recorrer.

 

 


domingo, 13 de diciembre de 2020

Homo Lectoris 13 (Libros de Autoayuda)


Una sugerencia al parecer llena de sentido común, propone el que no se confíe mucho en las estadísticas difundidas por expertos: suelen ser erróneas, inexactas, tendenciosas, retorcidas o estar manipuladas para diversos fines, inclusive los más oscuros propósitos. No obstante, atrae nuestro interés cuando se afirma que en español se edita al menos, un libro diario de autoayuda, superación personal, autoestima u otros engendros varios. Lo cual quiere decir que por ahí, de algún sórdido rincón surgen siete cretinos  "iluminados" a la semana que nos dicen cómo debemos manejar nuestras vidas, cuál es la mejor manera de ver la existencia o nos revelan trucos infalibles para ser felices; como si tal cosa fuera la única finalidad de nuestras historias personales. 
Gracias a estas mentes preclaras nos damos cuenta de lo inútiles que somo para salir de un atolladero por nosotros mismos.
Los libros llamados "motivacionales" se han convertido en una auténtica plaga, y la mayoría de las personas no parece darse cuenta de que son meros ardides para tener fama y conseguir los primeros lugares de ventas así como un buen puesto en los estantes de los volúmenes más leídos (como si tal cosa pudiera llamarse lectura).
Lo más grave es que muchos de esos títulos son "escritos" por gente que contrata a un escritor fantasma o ghostwriter, para ser firmado después por un supuesto autor que no lo es. Muchos de quienes los redactan tienen menos de treinta años y no han vivido nada o muy poco.
Es increíble la cantidad de personas que conocen los secretos más recónditos del universo para lograr las bienaventuranza, la forma más eficaz para hacer frente a los embates de la vida y reponerse de las derrotas con una sonrisa y el método más expedito y confiable para alcanzar las cotas más altas del misticismo.
Lo más increíble es que todos estos necios e impostores, obtienen su inspiración de las brillantes frases que surgen del interior de una galleta china de la fortuna. Hay que ver la cantidad de hipotética psicología y estéril sapiencia que se convierte en fraude, en un vergonzoso timo. 
Si enfrentas cualquier tipo de crisis, eres el objetivo perfecto para los libros que se valen de unas pocas ideas y las explotan hasta el hartazgo para transformarte en una persona práctica.
Cualquier revista con horóscopos sensibleros, propone soluciones más efectivas para cualquier trance íntimo. En particular si quien atraviesa por él es alguien que se deja llevar de la mano en espera de que otra persona le solucione todos su problemas.

De modo que si quieres triunfar en la vida, tener éxito en el amor, gozar de una excelsa fuerza espiritual, hacer un llamado a la energía cósmica o, tan solo ser un extraordinario ser humano; no lo pienses más y ponte a leer a uno de estos pendejos.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Exposición de un Coleccionista 9 (Tri-gnomo-metría)


La inspiración del artista resplandece por doquier. Sus trazos son precisos; a través de su hábil pincel y el andamiaje de su colorido, logra plasmar algo más que una simple figura geométrica.
Es increíble cómo el artista logra, a partir de solo tres lados, igual cantidad de vértices. Resulta obvio que estudió a Pitágoras y su foma de calcular todos los misterios del triángulo, llamado así por un clan de gnomos que cavaban en minas subterráneas, y se valían de sus contornos para analizar la cantidad de piedra y  arcilla que debían extraer de las profundidades para encontrar tesoros.
El pintor tuvo siempre en persepctiva para conseguir tal maestría, los grados, minutos y segundos de cada ángulo. La iluminación es uniforme ya que no se pretende resaltar ningún aspecto en concreto. Se trata de una obra de temática descriptiva, sin pretensiones aunque llena de intrepidez: alcanza el equilibrio general gracias a la destreza de sus líneas. La técnica majestuosa de la cual se vale, no permite el menor resquicio de duda en cuanto a su dominio pictórico —cualquier cosa que ello signifique; ya que la textura que logra dentro del cuadro está llena de contrastes que producen en el espectador un inefable placer interior. El impacto visual es contundente y de una emoción superlativa casi sublime. La retina queda cautivada en el acto por la viveza y brillantez de la imagen. 
El objetivo del autor es dejar constancia, mediante atrevidas, audaces y vanguardistas pinceladas; las leyes pitagóricas que rigen el iniverso y la clarividencia de los gnomos.
Una joya de las artes plásticas. En una exposición neoyorquina, llegó a cotizarse en más de un millón de dólares a través de una subasta.

Ojos de Pacún 8

 









º
puntas oscuras
a veces invitantes
ortas hostiles

º
fulgor nocturno
desafiante de leyes
gravitatorias

º
ojos y cejas
párpados y pestañas
todas tus huestes

º
ya desdeñosa 
—mirada tornadiza
ahora tierna

º
mirar oblicuo
lanzamiento de dardos:
eres invicta

º
faros negruzcos
observándome airados
brillan con auge

º
mucho más raudos
son tus ojos  hostiles
que sus cariños







domingo, 8 de noviembre de 2020

Voluntad de Yerro 6



° El que se injuria a sí mismo nunca yerra.

° A veces, los practicantes del catolicismo, más que una comunidad religiosa parecen un club de fans.

° Si como afirma Blaise Pascal, que la elocuencia es la pintura del pensamiento; hay quienes se la pasan haciendo puros cuadros abstractos.

° Cría verbos y necesitarás anteojos.

° En la vida uno es como un centinela ciego que sabe quién anda por ahí, por su lengua de raudos aforismos.

° Es preferible la parcela de misterio, al país em donde todo tiene explicación.

° Las Helenas contemporáneas tienen algo en común con la Helena clásica: no haber puesto nunca un pie en Troya.

° Hay que ser como una serpiente hecha nudo, y avanzar no obstante, a fuerza de revolcarse.

° Y dijo Dios: "Todavía no sabes ni hablar, y ya quieres esculpír palabras con tu charquito de lodo".

° A todos nos espera la Fama en el más popular de los olvidos.

° Cada quien, solo, dando vueltas en el patio de su propio manicomio.

° Ocuparse en hallar una causa perdida.

viernes, 23 de octubre de 2020

Ensayo individual sin vestuario 4 (Lo bello y lo bueno)

 


Sorprende descubrir que desde la época de los eminentes filósofos griegos hasta la actualidad, todo mundo sabe con exactitud y detalle, cuáles son los atributos más excelsos de nuestra especie. La raza humana entera, la sociedad íntegra puede decir sin vacilación dónde está lo bello y qué es lo bueno. Inclusive se establecen elementos comunes entre una cualidad y otra; rasgos que son afines. No obstante, parece que hay cierta polémica entre los individuos acerca de las características que definen a ambos calificativos y, es bueno —creemos— que tal diferencia de veredictos prevalezca. Porque… a juzgar por la conducta de las personas así como de los esteticistas y benévolos en particular; lo excelso de tales dones proviene de alguna definición escrita en algún lado. En lo que parece haber consenso es que tanto lo bello como lo bueno nos enriquecen como seres. 

Hay una mejora en nuestra naturaleza a través de ambos universos. Se presupone que mediante lo bello llegamos a lo bueno sin posibilidad de extraviarnos. Estamos, como quien dice, ante roda una filosofía. Una doctrina tan generalizada y habitual como la espiración. Se decreta que este proceder es la única zona loable y válida para el clan entero. 

Aunque lo bello y lo bueno sean solo algo aparente debe perseguirse el vivir en su terreno, no importa que no tengan mucho que ofrecer. Tampoco es significativo que los méritos que preconizan oculten valores contrarios a los que representan. Su simbolismo con frecuencia es un mero truco, un concepto que no parece muy cercano a la realidad; de hecho, hasta parece ingenuo por no decir ñoño. 

Sócrates determinó que entre las cosas bellas había muchas que eran muy diferentes entre sí, casi antagónicas. Para algunas personas lo bello y lo bueno son una cuestión moral mientras que para otras resultan ser materia estética, noción que se presta a infinidad de apreciaciones y juicios. ¿Todo lo bello es bueno y todo lo bueno es bello? Parece que no; mucho menos una aseveración semejante: o es buena ni bella. 

Todo parece indicar que los nazis han sido las criaturas más perversas de nuestra especie y los monjes budistas los más virtuosos. Tal es el mito universal. Según lo sabios, un desajuste en la mente es lo que nos lleva a vanas clasificaciones que son del todo arbitrarias, por no decir despóticas porque a menudo nada tienen que ver con lo real o verdadero, ideas que también están sujetas a ópticas y cambios continuos. 

Acaso testimonio semejante nos provoque tanto prurito como cuando afirmamos que descendemos de los monos y somos primates, pero los estudias llevados a cabo hasta la fecha así lo corroboran. Por suerte para nosotros los rústicos sin buen gusto, contamos con las directrices de los selectos e iluminados que nos dicen cuanto vale la pena admirar y aquello ante lo cual uno debe extasiarse. Según estos espíritus nobles —que parecen ser una aplastante mayoría— lo bello y lo bueno son los términos principales de una magna y sublime asignatura en la cual se asocian en grado extremo. Son los pilares de una religión axiomática y genuina. 

Aunque no se pretende hacer de este tema una tesis de retórica, se puede inferir que de un modo acaso instintivo, sabemos lo que es bueno y bello, porque de acuerdo con tal reflejo catalogamos lo que está frente a nosotros, lo que ocurre o no ocurre. Admitimos o rechazamos nuestro entorno, se consiente o se reprueba. Si lo bello va a estar determinado por la imagen, entonces tendremos problemas. Si lo bueno va a estar definido por su utilidad, también nos encontraremos con dificultades. 

Lo que vale la pena elogiar y aborrecer está definido por gente superior. No obstante,  ¿qué tiene lo repulsivo, lo repelente que lo estético no? ¿Por qué casi siempre lo feo y lo maligno despiertan tanta atracción y resultan tan seductores? Así pues, pongámonos profundos y disertemos sobre algo que nunca nos conducirá a un consenso pero servirá para dar rienda suelta a la palabrería. Eso sí, con semejante fijación se tendrá una excusa para poner un pie en la metafísica.