lunes, 30 de mayo de 2011

Vericuentos 5 (Complejos)

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Conozco un caso clínicamente más grave. El de una cucaracha que tras una noche intranquila, amaneció sobre la cama convertida en Gregorio Samsa.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pingüino

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Como un pingüino
que mira y dice adiós
aleteando convulso
con quebranto glacial
al hielo flotante que se aleja
del polo desprendido
donde tú vas
radiante
a la deriva

viernes, 13 de mayo de 2011

Dios se pone de pie cuando tú llegas

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Dios se pone de pie cuando tú llegas
rivaliza conmigo y es tan diestro
que te halaga dulzón, pues el Maestro
es también de costumbres mujeriegas.

El Supremo te guiña y tú lo niegas
y aunque un poco celoso yo me muestro,
te sentimos los dos como algo nuestro
que nos damos un trato de colegas.

Dios se quita la aureola ante tu paso,
yo con vino en tu honor alzo mi vaso.

Cada quien con su estilo su homenaje
por los obvios contrastes de linaje.

Congratúlase Dios porque eres bella.
Se santigua y me dice: "Ve con ella".

Betsabé

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No tengas miedo, David, será fácil y nada comprometedor. Urías no tiene un gramo de resistencia física, y seguramente, no durará mucho tiempo. Además es torpe y ante tantos peligros estará indefenso. Recuerda tu promesa. Juraste ser capaz de cualquier cosa con tal de verme libre. ¿Has olvidado tus palabras cuando me viste salir desnuda después de mi baño de sales?: “Santo Dios, apártame de este fuego”, te escuché vociferar. Incluso babeaste enfrente de mi desdichado esposo, quien como siempre no me advirtió de la presencia de visitas. Tú eres su jefe y puedes asignarle cualquier tarea. Lo tomará como un ascenso. El mentecato no ha hecho más que urdir horóscopos sin mirar las estrellas, y consignar los eventos frívolos de la aristocracia. ¿Cómo habré de persuadirte David?, ¿Olvidas que aguardo un hijo tuyo? No existe ningún riesgo. A Urías le fingirás confianza diciéndole que tomando en cuenta sus manifiestas aptitudes, será a la vez responsable de la crónica y las imágenes. Aceptará gracias a sus absurdas pretensiones heroicas. Tan sólo imagino la escena y ya siento un delicioso y malévolo escalofrío. Lo veo saltando de un lugar a otro, aturdido y lleno de espanto; tiesos los pelos y blanquecinos los labios, arrastrándose a través de la ciénaga, pensando vanamente en regresar a casa con las fotografías y reportajes para tu revista que lo cubrirán de gloria, sitiado en medio de lo más brutal del combate, para finalmente caer barrido a causa de una terrible detonación o una tupida ráfaga de metralla. ¿No encuentras exaltante el cuadro que describo? Ello significa librarnos de la aborrecible presencia de Urías. Sólo así será posible abandonarnos a nuestros intrépidos apareamientos y nos olvidaríamos para siempre de sus degradantes fisgoneos.

Ilustre desconocida

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Ni un roce
al pasar
o una mirada resbaladiza,
ni siquiera un perfume fragmentario.
Uno termina por no reconocer
a la Esperanza.

Bestiario Mi Hito Lógico (El Bihomo)

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(Dibujo: María Ester Guzmán Galán)
El Bihomo es un ser exótico, una especie con cuerpo de hombre y cabeza de hombre, pero con el trasero en la parte delantera.
Ovidio, es su opúsculo retórico "Diez tips para saber si tu cita terminará en la cama", hace referencia a su forma elegante de caminar. Según una leyenda de los indios lipanes, el encuentro con un Bihomo es de buen agüero. Pero cuidado: hace burbujitas de saliva. Cuando un Bihomo estornuda frente a una mujer, su saliva deja en el rostro manchas indelebles pero puede decirse que son pecas inofensivas.
Una de las ventajas de su singular anatomía es que puede detectar sus flatulencias antes que nadie y así, dar señal de alarma a las personas que se encuentren en su zona de influencia. Cortesía que no suele prodigar.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Cartilla Sextina 3





Pantomima del maquillaje bifaz

Pierrot, acompañado por la luna,
con su atuendo de mimo inhala triste
el asfódelo amargo de los celos.
Padeciendo el dogal de pobre diablo,
el blanco maquillaje de su rostro
reparte por mitades llanto y risa.

Se escucha el tintineo de una risa
y bajo las cascadas de la luna,
Colombina desdeña con su rostro
la implorante señal del novio triste
y va en pos de Arlequín, paje del Diablo
y espina gravitante de los celos.

Ella se robustece con los celos
aunque una trémula e insondable risa
la hace creerse títere del Diablo,
concubina con hábitos de luna
dispuesta a urdir la travesura triste
de una farsa de amor con doble rostro.

Quitándose las lágrimas del rostro,
Pierrot con culpa y náusea ante sus celos,
desmantela su facha de hombre triste.
La moneda del llanto y de la risa
destella con un guiño de la luna
lanzada como apuesta por el Diablo.

¡Qué hipocondría! Pierrot manda al diablo
su frenesí por el coqueto rostro
que lo ha puesto a vagar bajo la luna.
Mordaz y en combustión con agrios celos,
va tras la falsa de la inquieta risa
a quien depara un desenlace triste.

De vuelta, satisfecho, aunque algo triste,
lo atajan Arlequín y el cojo Diablo
y preguntan codeándose de risa
quién le tiñó de sangre el zafio rostro,
o si es la rabia absurda de los celos
deformada en desgarro por la luna.

Y Pierrot vira el rostro hacia la luna
mientras su risa de verdugo triste
mal oculta sus celos hacia el Diablo.