Los nombres de los dos incautos, con
minúsculas. Las frases almibaradas, por supuesto, en cursiva. Los juramentos
van entre comillas y las mentiras seguidas de puntos suspensivos. Cuando se
trate de una velada inolvidable, resaltar el margen e introducir letras
capitulares estilo gótico. No recargar mucho las ausencias con paréntesis
superfluos, mucho menos con corchetes. Si las lágrimas son profusas y
recurrentes, en aras de la preservación de nuestros bosques, se recomienda imprimir
a dos caras en papel reciclado de muy bajo gramaje. Los episodios de
infidelidad habrán de referirse con un asterisco. Una página en blanco será
apropiada cuando se desee castigar a la contraparte con la retórica de la
indiferencia. Para los reproches e insultos, los caracteres y símbolos exóticos
constituyen la regla. Prescindir en lo posible de las frases exclamativas y los
interrogatorios precedidos de estorbosos guiones sarcásticos a fin de no
inocular al lector el virus de la flojera fulminante dejándolo en estado
comatoso.
Indispensable la locución sic para
ridiculizar declaraciones del tipo: "Fue una inofensiva aventurilla de una
sola noche".
A medida que se aproxime la ruptura, el
interlineado deberá aumentar en forma notoria; y el adiós definitivo o punto
final se recomienda con tinta púrpura o rojiza: recuérdese que a Gutenberg se
le ocurrió la idea de la imprenta mientras exprimía uvas con una prensa.
La fe de erratas, por respeto al lector,
breve y sin inverosímiles excusas.