fin del chubasco
tras tu andar por las calles
guiñan los charcos
trémulo charco
la mujer con paraguas
¡lo turba tanto!
¡cuán caluroso!
una mujer con falda
brincando un charco
tu pie en un charco
tu ondulante pisada:
agua de encanto
fin del chubasco
coquetando a las damas
guiñan los charcos
martes, 12 de junio de 2012
jueves, 31 de mayo de 2012
Exposición de un coleccionista (Cuadro primigenio)
Cuadro primigenio
El arte de la pintura empieza con
un punto. Una serie de puntos da lugar a una línea y después tenemos un plano.
De tal modo lo afirma Leonardo da Vinci y no soy quien para contradecirlo dado
mi nivel de coleccionista aficionado. Ese es el punto.
El título del cuadro que
generosamente comparto es “Cero a la izquierda – Cero a la derecha”, título muy
elaborado para mi gusto. Fue adquirido en un tianguis de mi barrio, dentro de
las actividades organizadas en la colecta anual de la Cruz Roja. Ejerzo mi
derecho a no difundir autor ni precio para no trastornar el mercado
internacional de las obras pictóricas, tan proclive a las transacciones
especulativas. A últimas fechas las telas de encumbradas galerías y colecciones
privadas se tasan con montos enormes. Por otra parte las falsificaciones
también están a la orden del día.
Como puede admirarse, el cuadro
no carece de profundidad pese a ser todo centro que se convierte en eje como
corresponde a un punto. Destaca también por su expresión contenida carente de
contenido. Su tácita exuberancia emana de la evocadora noción de aquella
partícula primigenia, infinitesimalmente pequeña que en teoría dio origen al
universo. De ahí su densa gama espacial. Casi la Nada, que es, a un tiempo, la
No-Nada y lo que resta. Lo que es simple se vuelve complejo, es decir, complejo
de inferioridad. Con una clara tendencia preultraneobarroca el artista logra
temperar el rigor técnico y los matices propios de las perturbadora y perturbada
escuela cientificista; lo que ocurra primero. Amén.
La obra estuvo perdida algunos
años pero lo intrigante es que figuraba en el índice de adquisiciones de dos
importantes museos británicos. Entre algunos críticos se decía haberla visto en
la sala de espera de un dentista groenlandés. Sus características fueron referidas
en respetables boletines de arte
sin que nadie fuera capaz de dar cuenta de su paradero. Por desgracia fue
encontrada.
lunes, 21 de mayo de 2012
Cartilla Sextina 7
Sextina del
retoque
Como cualquier
artista que se jacte
de ser capaz de
un mínimo de tacto,
retoco a mi
modelo pues su fama
en la posteridad
depende de ello.
Pero hay que
hacerlo bien, sin que se note
la chapuza, el
favor; no hacer un timo.
Es una cirugía,
nunca un timo.
Hay que hacer
que la fémina se jacte
de su belleza y
todo el mundo note
que el lienzo o
la escultura son al tacto
como la
original. Me empeño en ello
con tal de que
mi amor me traiga fama.
Leonardo y
Miguel Ángel tienen fama
porque cubrir
defectos no fue un timo,
sus musas lo
agradecen, prueba de ello
es que ninguna
hay que no se jacte.
Todo fue
proceder con gracia y tacto
para
que el hombre de hoy ni un fallo note.
Para que su ojo
miope no se note
le he quitado
las gafas, tienen fama
de poco
seductoras y es por tacto
que hago nívea
su tez no es simple timo
para que su ego
anémico se jacte
del celo en que
al plasmarla pongo en ello.
Su andar, es
menester hacer con ello
algún truco sutil, que no se note
su pie zambo. Si
quiere que me jacte
de
mi obra y que la encumbre hasta la fama
sus
piernas puliré pues no es un timo
darles
fulgor y suavidad al tacto.
Y aunque parezca
abuso tanto tacto,
es ética y pudor
no ahondar en ello:
porque sus
pechos vastos son un timo
la cicatriz haré
que no se note
y así postizos
ganarán la fama
para que ella
inmortal de sí se jacte.
No es que me
jacte de prevista fama
mas no confundo
al tacto con el timo
y ello el
Parnaso espero que lo note.
martes, 15 de mayo de 2012
Winona uñas largas
Comencé desde muy pequeña robando
barras de chocolate en la tienda de la esquina. En realidad a mí no me gustaban
los dulces por lo que se los ofrecía a los niños pobres del barrio que,
harapientos, iban de un lugar a otro, haraganeando en lotes baldíos o en busca
de alguien a quien gorronearle una moneda. Luego el impulso me vino cada
domingo en la iglesia. Mi objetivo: el cesto de las limosnas. El párroco era un
papanatas. Igual yo terminaba repartiendo el botín entre los vagos del rumbo ya
que el dinero me era indiferente pues nunca anduve corta de fondos. En las
casas de mis amigas no sé porqué me dio por llevarme las trusas y calzones de
sus papás. En tal caso no me era posible andar por ahí regalando paños menores
en la vía pública, por lo que, yo muy magnánima, los donaba al asilo de
ancianos. En los hoteles no dejaba nada a la hora de partir: jabones, frascos
de champú, toallas, batas, papel sanitario, plancha, la Biblia en el cajón, la
secadora para el pelo, los sobres y hojas para la correspondencia, bolígrafos.
La caja fuerte era muy complicado.
El problema fue en el almacén de
Nueva York. Tenía blusas de sobra ¿para qué meter en mi bolso un vil trapo de
lentejuelas de mil dólares? ¿En qué cabeza cabe coger un lápiz labial carísimo
cuyo tono ni siquiera va con mi tipo de cara? ¿De dónde obtuve la idea de
hurtar un bikini fosforescente si ni siquiera sé nadar? ¿Y ese horrible sostén
de señora cuando yo todavía compro los míos en el departamento de adolescentes?
Y el policía, muy lindo, pidiéndome
un autógrafo antes de arrestarme.
viernes, 4 de mayo de 2012
Perfume de Arco Iris (El Visionario-Marguerite Yourcenar)
El Visionario
Vi en la nieve un ciervo
muriendo en un cepo;
Vi sobre un estanque
flotar a un cadáver;
Vi sobre la costa
una seca concha;
Vi sobre el oleaje
a nerviosas aves;
Vi por las ciudades
viles miserables;
Vi en el llano todo
el humo del odio;
Vi sobre los mares
al sol amargarse;
Vi sobre los cielos
ojos con secretos;
Vi por el espacio
al siglo pasando;
Vi dentro de mi alma
cenizas y flamas;
Vi en mi corazón
ganar a un cruel dios.
Le Visionnaire
J’ai vu sur la
neige
un cerf pris au
piège;
J’ai vu sur
l’étang
un noyé
flottant;
J’ai vu sur la
plage
un sec
coquillage;
J’ai vu sur les
eaux
les tremblants
oiseaux;
J’ai vu dans les
villes
des damnés
serviles;
J’ai vu sur les
plaines
la fumée des
haines;
J’ai vu sur la
mer
le soleil amer;
J’ai vu dans le
cieux
d’insondables
yeux;
J’ai vu dans
l’espace
ce siècle qui
passé.
J’ai vu dans
mon âme
la cendre et la flame;
J’ai vu dans mon coeur
un noir dieu vainqueur.
Marguerite Yourcenar
(1903-1987)
miércoles, 25 de abril de 2012
Diezmos 9
Chica mala
Me gustas de chica mala,
con vestimenta de cuero
y tus cadenas de acero
en la cintura: de gala.
Tu estilo negro apuñala
a mis ojos en la calle.
Surge el amor de tu talle
cuando colocas tan tierna
tu navaja en mi entrepierna
en un bonito detalle.
domingo, 15 de abril de 2012
Homo Lectoris 4 (La alfarerita de Warka)
La alfarerita de Warka
Entre plato y cántaro se da
tiempo para leer un par de páginas. Siempre las mancha de barro: la ansiedad le
impide enjuagárselas como es debido. Esta forma de distribuir actividades la
estimula porque lejos de robarle concentración le permite volver mentalmente a lo
leído combinando la labor manual con el intelecto. Modela a mano ya que no
tiene torno ni dinero para comprarlo, y no está en sus planes meter uno en el
tallercito que es también vivenda puesto que hay necesidades más urgentes. Al
tamizar la arcilla interrumpe de nuevo su tarea para distraerse con otro
párrafo. No se da cuenta de que rechina los dientes mientras lee. Duda en
considerar lo suyo un mal, un vicio. No puede evitarlo, es un acto reflejo y
orgánico. Como lectora congénita prefiere la técnica de hacerlo en silencio y
con los ojos, pero sobretodo, para adentro, en pletórica intimidad. Una
sensación indefinida la induce a vincular su quehacer de alfarera con los
caracteres del texto. Quizá porque los signos le sugieren huellas de pájaro en
el lodo, o le evocan aquellos vasos que vio una vez en el mercado de Warka, con
imágenes de hombres y mujeres leyendo. Ella no es tan hábil para decorar, de
modo que se contenta con uno que otro detalle geométrico en sus objetos.
Cuando va a la noria por agua
suele tropezarse: con la mirada fija en la lectura no tiene cuidado ante el
sendero. Si necesita reunir leña para cocer los cacharros, se da una tregua
para continuar con su afición sentada en un tronco. Vive sola y es tan pobre
que no le alcanza con su oficio para adquirir libros. La poca gente que le
compra vasijas es tan humilde como ella. No pudiendo comprar libros se los
escribe ella misma.
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