viernes, 25 de diciembre de 2015

Tornados anaranjados 2


Un torniquete espectral de nubes como pólvora del viento, corola de terror, un telón de sombras torcido. Le gusta formar pliegues en el cielo. Viene con una sola rueda desde una remota oscuridad. Parece una broma del arco iris. Contiene un pájaro ígneo en el centro pero su cónica magnificencia exhibe un gélido dominio. Le digo: Monstruo barrendero, nos conocemos por las huellas. Un tornado de color naranja con zigzag viperino donde penetran los buitres feligreses del desasosiego. 
En sus contornos lleva la inquietud de los horizontes difusos. No es borrón y cuenta nueva. Se me echa encima como un dios ofendido por tan poca idolatría. Envuelvo con mi miedo a los árboles arrancados de raíz. Por los muros de mi pesadilla girando arremete una espiral domadora de relámpagos. 
Tractores, ferrocarriles y casas rodantes me producen vértigo con su tiovivo. No hay refugio. El remolino viene hacia mí justo cuando estoy remendando la esperanza en forma de mi única camisa; aunque se tambalea la calamidad siempre llega. Ahora quiero perseguirlo. Encuéntrenme si pueden.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Famosas últimas palabras


Ya sé que muchas cosas han perdido su encanto, que las estaciones ya no son puntuales, que el vino ha sido inficionado con caldos inauditos. Admito que hay excesivas quemazones y condenas, que los aromas ya no son honrados y los paisajes han perdido su armonía. Las calles son inseguras, el cielo muestra tizne y la lluvia sabe a lágrimas ásperas. Sé que la esperanza ha perdido sus sandalias de plata en la ceniza, que el temor es el atalayero turnado a nuestros muros, que las manos se amontonan en los botones de las cajas mugrientas que suman monedas. Convengo con que el cuerpo llama muerte a la aridez de la carne. Reconozco que las imágenes se transforman de un espejo a otro y el tiempo de tiempo muere.
Ya sé que hay cosas que han perdido su encanto pero, yo querría —pese a todo—; a mí me gustaría —se los juro— quedarme con ustedes.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Pandemónium


Ya si tú me encaminas al infierno
me dejo conducir con alegría,
que así con semejante compañía
empieza bien cualquier suplicio eterno.

No sé si al confesarlo te consterno
o te enfada mi impúdica herejía,
actúo como el joven que solía
ser: mis lapsos vehementes no gobierno.

Tú y yo: que el pandemonio nos aplauda
al llegar sin pendiente, con demora,
según el transcurrir de la clepsidra.

Mas si al infierno me encaminas rauda,
seré la grey que fiel te condecora
y nos embriagaremos con tu sidra.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Séquito


Somos una secta apocalíptica
con una membresía que asciende a millones.
Charles Simic — "Angustiados Anónimos"

No sé llevar la cuenta. Nunca creí que fueran tantas. A veces me clavan sus púas de hielo en el torso, otras siento como gusanos de cristal quemante sobre mi cuerpo que emergen desde un tétrico sótano. Es mi escolta de angustias en marcha, tentando la oscuridad con las uñas mugrientas y torcidas. ¡Si al menos tuvieran un mínimo de garbo!
Mientras intento dormir, pasan a recogerme en una carroza que huele a bichos pisoteados, con asientos que rechinan. Vamos de paseo a orillas de los precipicios y a pueblos fantasmas donde siguen en pie casuchas con hierba que brota de las paredes.
Son angustias que intentan rapar sus pelucas con quijadas de burro. Me da pavor el verlas remendar sombras con agujas de hueso y telarañas. Me flanquean arrojando cenizas de mis íntimos incendios.
¡Qué puedo hacer sino posarme cual trémulo pajarucho sobre el tendedero! Desplumado; así, cuando la suerte te dirige muecas de burla y eres como otro jugador de naipes que ha perdido hasta la ropa.



domingo, 1 de noviembre de 2015

Mapache


Con antifaz —ladrón de tu basura—
te llego a conocer por lo que tiras:
frascos de maquillaje, las mentiras
de esas cartas de amor que no perdura;
la plancha de incosteable compostura,
las colillas mortíferas que aspiras
y espejos rotos, obra de tus iras:
los rompes porque esfuman tu hermosura.
Flores mustias ya exentas de fragancia
de pretendientes faltos de constancia;
tus opíparas latas y salobres 
guisos. La tolerancia de mis pobres
papilas gustativas, si se atrofia,
es por tu alta cocina: la bazofia.

viernes, 23 de octubre de 2015

El evangelio según los mercaderes del templo




1 Principio del evangelio de los mercaderes del templo, almas piadosas que con su opulencia salvarán a la humanidad.

2 Como está escrito en Isaías el profeta: el pueblo elegido de Dios, Israel, será el tenedor mayoritario de la acciones que cotizan en las bolsas de valores internacionales.

3 Tanto el cordero como el buey son monedas de curso legal. ¿A qué viene tanta cólera?

4 Voz del que clama en el desierto: el "holocausto" judío es una falsedad, mas constituye una industria muy lucrativa.

5 Aconteció en aquellos días que un fariseo predicó: nosotros interpretamos las Sagradas Escrituras según nuestra conveniencia.

6 Y todos se admiraban de su doctrina y comenzaron a seguirlo diciendo: "He aquí la voluntad de Dios".

7 Y estaba Leví, hijo de Alfeo, sentado en el banco de los tributos públicos y dijo: "Sus impuestos son para subvencionar la guerra contra los palestinos".

8 Y un israelita preguntó: "¿Es lícito matar a alguien en sábado?".

9 Y los del pueblo de Israel enfermaron a muchos de los que estaban sanos, inculcándoles demonios.

10 Y los israelitas rogaron: envíenos a todos los cerdos para entrar en ellos. Y fue hecho.

11 Y Yeshua el galileo predicó: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?

12 Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.

13 Los afanes de este siglo, y el engaño de riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

14 Estaban allí sentados algunos escribas, los cuales cavilaban en sus corazones:

15 ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién se cree que es?

16 Otra vez, queriendo entrar Yeshua a la sinagoga, los israelitas lo detuvieron diciéndole: "Son cinco denarios por la entrada más el impuesto para patrocinar la guerra".

17 Y Yeshua les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:

18 Oíd: el matador salió a matar.

19 Y al matar, los israelitas se regocijaron.

20 Y entonces Yeshua el galileo nos humilló diciendo con voz suave, amorosa y pausada: "Se me van todos a chingar a su madre".


jueves, 15 de octubre de 2015

Tierra



Tierra hollada por amantes venideros,
repartes sortijas a los ademanes solitarios,
cierras los párpados con lágrimas de polvo.
Románticos demonios se beben tus perfumes
y ángeles ebrios quieren atrapar tus silencios
con una redecilla de profundos ojos.
Tierra, pan de carne, no dejes a tu esposo soltado de la mano
con estériles esperanzas por asumir.
Tierra, te me entrego sin miedo a extraviarme:
la transparencia ya no es una necesidad.
Ya no tengo rostro, perdí mi nombre.
Somos tan afines que te llamo sin palabras.
Voy contigo lleno de confianza
sin preguntar el rumbo ni el destino.
Tierra, me pides más emociones de las que dispongo.
Úntame tu casta.

lunes, 5 de octubre de 2015

Manual de Botánica (Abeto)


El abeto está muy vinculado al origen del género humano. Se lo considera ente propiciatorio de la procreación. Su fruto en forma de piña alargada era venerado como un símbolo fálico. En la antigüedad se solía golpear suavemente el cuerpo de las mujeres con ramitas de abeto para desearles fecundidad al igual que se golpeaba el tronco del árbol para instarlo a dar frutos. Una tradición señala que los recién casados empuñaban manojillos de abeto para favorecer la descendencia.
Pero también el follaje, los piñones y la resina era utilizados por mujeres insatisfechas para elaborar menjurjes que servían a la hora de hacer conjuros: "¡Te alabo, oh piña venturosa! El hombre que tengo no me gusta. Que el cielo me envíe otro más joven".

Teofrasto, en su obra De historia plantarum, ponderaba su esencia perenne debido a su gran fortaleza ante los rayos.

Cuando se tala un abeto, un genio que habita en él sale a suplicar por su vida y si se persiste en la tarea ambos mueren. Si un abeto ha resistido centenares de años debe ser tratado con respeto aunque ya no tenga follaje y su corteza languidezca: algún día caerá solo por una ráfaga de viento.

Árbol nupcial, el abeto,
es buscado por doncellas;
de su tronco toman ellas
sus ramas como amuleto.
Se frotan el vientre inquieto,
los pezones y la frente
con el verdor bienoliente
que guarda frutos y vida:
la constancia prometida
como espuma de simiente.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Contrasentidos



º Uno se pone alegre cuando comprueba que todavía puede llorar.

º Siempre ha estado de moda el salir del paso dando explicaciones sobre cosas que nunca han tenido explicación.

º Caer de rodillas a los pies de la amada para besárselos con una altanería de tirano.

º Parece más benéfico creer en algo falso que no creer en nada.

º Ya se está volviendo una costumbre el perder las costumbres.


º La Tristeza es una dama muy posesiva. Te quiere solo para ella.

º Los partidarios de cualquier creencia religiosa aniquilan a sus oponentes en el nombre del Amor. Incluso los ateos.

º Los tolerantes son muy intransigentes con los intolerantes.

º Las leyes aún no determinan cuál falta es mayor a posteriori: si sentenciar a un inocente o perdonar a un culpable.

º Dios todavía se acuerda de que ya nos olvidó.

º Muchos confunden la concupiscencia que sienten —al ver a alguien que sufre— con la misericordia.

º La impostura del fanfarrón que se vanagloria de sus defectos y se avergüenza de sus cualidades.

º Conseguir dinero para gastarlo. Claro; gastándolo en cosas que permitan conseguir más dinero.

º Gente con capacidad de transmisión de pensamiento pero cuyos mensajes telepáticos están llenos de faltas de ortografía.

º "Encender la llama de la sedición", muy grandilocuente. "Encender la llama de la seducción", muy poco convincente.

º Jactarse de haber hecho algo con inteligencia cuando en realidad fue mérito del instinto.

º Aprender del mal ejemplo es más cómodo y estimulante que aprender del bueno.

º El Azar no existe —asegura Spinoza—. Lo leí en alguna parte por pura casualidad.

º La razón te dice que eres un sujeto. El cuerpo te dice que eres un objeto. Y siempre le das la razón al cuerpo.

º Esos que se adjudican una estatura moral superior y tratan a los demás como si padecieran un enanismo envilecido.

º Cuando hablamos con nosotros mismos, los problemas de comunicación son más frecuentes y graves de lo que cabría suponer.

º Se parecen mucho la laboriosidad embrutecedora y el ocio filosófico.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Yantar de Gesta 5 (Receta del machacado con huevo)


Se pone a hervir aceite a fuego lento
mientras se pica rasa y finamente
cada usual y patriótico ingrediente:
un tomate, cebolla y chile cruento.

Se pone carne seca a cocimiento
en la sartén —¡cuidado!, está caliente—
se agrega lo picado previamente
y se aspira el aroma suculento.

Se adicionan dos huevos y se bate
de manera uniforme todo el guiso
ajustando la flama de la hornilla.

Se sirve y si apetece un buen remate
le sugiero —y no haga caso omiso—
saborear este plato con tortilla.

Nota del chef:

El machacado consiste en tiras muy finas de carne seca de res. Se deshidrata a la intemperie con sal y jugo de limón. El machacado con huevo es una comida típica del norte de México (Monterrey, pa' más señas). Los ingredientes más comunes de la dieta mexicana son el tomate, la cebolla y el chile; los cuales, además conforman los colores de la bandera: rojo, blanco y verde. Lo que nosotros llamamos tortilla es una delgada rueda de harina de maíz (también las hay de trigo) e infaltable pan nuestro de cada día a toda hora y en cualquier lugar y circunstancia.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Diálogo con C.3.3. (Sobre la conversación)


C33. Es Oscar Wilde. Al entrar en la prisión de Reading no era llamado por su nombre sino reo C.3.3. (bloque c, piso 3, celda 3).

LM. Inflatius sanctissumus vir et pessimos de mercatum (un sssagerao santísimo varón y lo peorcito del mercao).


LM.—Vamos a ponernos profundos.
C33.—Adelante, Luis Mariano. Te escucho.
LM.—Bueno, no me refería a charlar sino a algo más introspectivo.
C33.—¿Acaso desdeñas el arte de la conversación?
LM.— No, pero el deleite al hablar puede desvanecerse durante un diálogo desabrido.
C33.—Difiero un tanto con tu punto de vista. Es verdad que hablar no es lo mismo que mantener una conversación pero, a mí me gusta mi propio parloteo aunque no diga nada. Adoro mi facundia.
LM.—Bien sé que te gusta chacharear contigo mismo aunque te resultes incomprensible. Pero con tanta locuacidad cualquiera pierde la facultad de ponderar las palabras.
C33.—Es porque no tienes encanto. Tus modos taciturnos te mantienen en silencio mucho tiempo. Y lo más gracioso es que te contradices aun cuando no profieres palabra alguna. En cambio yo, termino jadeante cuando permanezco callado por largos períodos. 
LM.—El problema es que te esmeras mucho en agradarte a ti mismo, de ahí tu frustración. 
C33.— Te equivocas. Prefiero mil veces mis ingeniosas palabras que las insulseces del prójimo. Yo nunca me decepciono. Mi secreto estriba en no decir nunca lo que pienso en realidad.
LM.—El arte de mentir.
C33.—El escamoteo más bien. La verdad llana carece de interés.
LM.—De acuerdo.
C33.—Por algo en la Grecia antigua, durante las cabriolas de los retóricos, quien destacaba era el más fluido, el de estilo más exquisito no quien pretendía propagar verdades. En las embestidas aleccionadoras siempre se corre el riesgo de quedar en ridículo.
LM.—Es cierto. Jesucristo fue vencido dialécticamente por una humilde samaritana quien lo único que le pedía era sanar a su hija.
C33.—Y se vio obligado a curarla a pesar de ser una gentil porque reconoció su talento para la palabra.
LM.—Y eso que Jesús le habló con parábolas que según él, ella no comprendería.
C33.—Admitámoslo, Luis Mariano, lo mejor es hablar de cosas que uno no sabe.
LM.—Pero, hombre...
C33.—No lo dudes. Los mejores libros de viajes y de historia fueron escritos por individuos que nunca pusieron un pie fuera de su casa. En los diálogos de sobremesa, las personas más fascinantes son quienes hablan de cosas que nunca vieron, las que narran hechos de los cuales nunca fueron testigos, las que se atienen a contar algo sin caer en la pedantería de convencer a los demás de una verosimilitud apoyada en la lógica, el sentido común.
LM.—Eso es fácil. Hay mucha gente que lo hace. Basta con leer los periódicos para referir un hecho con tanto aplomo como si se hubiese presenciado.
C33.—No seas rústico. A veces olvido de qué país provienes. Tu estólido carácter te incapacita para ser un buen conversador. Hay que conversar como si nos importara un comino todo lo que decimos.
LM.—Justamente te iba a decir que me importa un carajo todo tu rollo.
C33.—Todas tus intervenciones en nuestra plática, Luis Mariano, son absolutamente estúpidas, por ello a veces me resulta tan interesante lo que dices y te escucho con atención rayana en el embobamiento.
LM.—Como te dije al principio: vamos a ponernos profundos.




jueves, 27 de agosto de 2015

Pisadas



º
Fruye la playa:
tu pie se vuelve espejo
de miel maciza.
Se me enarena el pulso
al ir tras tu pisada.

º
Dejas tu avance
en la apretada arena,
tu peso ausente.
Sólo queda el azúcar
de tu planta radiante.

º
Calzas arena
y a tu talón persigo
con alta espuma.
Tus pies son los que rigen
mis mareas en curso.

º
Que al mar lo pises
es todo cuanto anhela,
te ofrece su agua.
Son de alcurnia marina
tus heráldicos pies.

º
Con el mar juegas
a que enjuague la arena
de tus empeines.
¿Eres de pies traviesos
o el mar me está mintiendo?

º
Te identifico
—docta en bellas pisadas—
por tu trayecto.
Tu pie al hollar la arena
también mi pecho oprime.

º
Ante tus pasos
la arena y yo nos vemos 
como rivales.
Tantas huellas en fila:
igual cifra de celos. 

º
Náutica dama
tiranizando olas;
ya es el momento.
Sobre tu altar caminas:
mi boca y sus riberas.





miércoles, 26 de agosto de 2015

El diablo estuvo primero



El diablo llegó primero; con su cola de víbora (fue su primer juguete) y sus cuernos de ceniza compacta. El humo a través de sus fosas nasales resultó ser una pedantería inofensiva. 
Su advenimiento puso en marcha la evolución y durante incontables eras tuvo que esperar, ahíto de abulia, hasta que surgimos.
Vino a enseñarnos a no menospreciar el recreo de la carne porque es un regalo del Universo y que la Vida debe ser jocunda no un martirio para almas tullidas. 
Supo cómo santiguarse mientras se rascaba las axilas. Siempre le gustaron los atajos, en especial los subterráneos que pese a todo, mantienen vínculo con las constelaciones. Dicen que esa membrana roja que lleva puesta es prestada; que es un perdedor: falló al tentar a Quetzalcóatl, Zoroastro, Buda y a Yeshua.
Las religiones le han atribuido argucias de profeta pestilente; lo han descrito como tenebroso apóstol de retórica salaz.
En su conducta no hay embustes teológicos: el placer sirve para ayuntarse con lo divino. Prefiere acortar las distancias del pecado con su miembro viril y aprender hábitos con los cuales hoy nos sobresaltamos. 
En el primer Concilio del Pandemonium dejó muy claro que la humanidad no tendría fe si no la obligaran a tenerla y que la vida terrena requería un enemigo, un villano: le ha tocado a él. Su séquito es leal y tiene infinidad de adeptos pero se siente solo, el pobrecito.
Y ahora que todo es obra de Dios uno se pregunta si el diablo decidirá marcharse montando una bestia marcada con el 666.

jueves, 20 de agosto de 2015

Soneto con lápiz labial



Señora, mucho gusto: soy la boca.
Vengo de parte del sujeto triste
que está junto a la barra. Pues me toca
presentarlos y ver —si Dios me asiste—
la posibilidad de mis servicios
en esta noche fresca que suscita
una alta propensión hacia los vicios
para lo cual soy lúbrica erudita.
El tipo —cuya risa mal reparto—
está como con un antojo abyecto
por sus labios, trastorno que comparto:
por su lápiz labial, mi predilecto.
¿Querría acompañarnos a una mesa
para tatuarnos con su luz de fresa?

miércoles, 19 de agosto de 2015

La hiena



—Niños, pues... la lección para este día
es la hiena, del can, atroz parienta;
habitante del África en jauría.
Fétida: de carroña se alimenta
incluso si la encuentra putrefacta.
Sólo una vez al año se aparea,
imita nuestra risa casi exacta...
¡Ea, niño!... ¿Captaste bien la idea?
—No, Maestra; la hiena es complicada
y todo me parece un disparate:
la puta vive en casa 'e la chingada,
nada más come mierda y de remate
sólo folla una vez con su pareja...
¿De qué se ríe entonces la pendeja?

lunes, 27 de julio de 2015

Yantar de Gesta 4 ( Reglas gastronómicas de Angelina Jolie)




º Nadie sabe con precisión qué cantidad significa "una pizca de sal".


º Los platillos —una vez cocinados y servidos– nunca lucen como los de la fotografía del recetario. Todas las fotos de los libros de cocina están más retocadas que una portada de la revista "Vogue".


º El hecho de cocinar una misma receta en dos sartenes distintas no se debe a problemas territoriales, sino a diferentes tiempos necesarios de cocción.

º Algunas chuletas deben someterse a un serio examen forense previo. En especial si se vive en Monterrey.

º Recordar siempre, que en algunos países, se considera de buen tono que el mantel de la mesa termine como el Sudario de Turín: con toda clase de manchas auténticas y apócrifas.

º Cuando se indique: "Hierva alrededor de medio litro de agua", no quiere decir que se ponga usted a dar vueltas en torno a la cazuela.

º La diferencia entre una cucharadita de sémola colmada o rasa es cuestión del pulso de la mano.

º Para hacer una buena pizza hay que dar a la masa, 53 volteretas en el aire (libre de aromas intrusivos), durante cinco minutos y trece segundos exactos.

º Todas las recetas de cocina deben terminar con una instrucción muy pertinente: "Servir".

º No se exija mucho en una cena formal. Lo más seguro es que para cuando usted tenga listo el menú, sus comensales ya estén borrachos.

º Si tiene problemas, acuda al restaurante más cercano.

º Por último, un proverbio materno: todos los frijoles se cuecen de modo diferente en cada casa.


miércoles, 22 de julio de 2015

Esbozo



Es un boceto a lápiz
(que no se le parece)
lo único que tengo
para que la venere

es un apunte torpe
de trazos inexpertos
una intuición apenas:
la espuma de su espectro

son líneas con un lápiz
(que no le hacen justicia)
como un ritual a solas
de mi alma a Usté adicta

como un perfil a ciegas
mientras hago progresos
con la dádiva suya:
la puerta que me ha abierto

viernes, 3 de julio de 2015

Esperando a los bárbaros



(Con perdón de Kavafis)

—¿Qué hacen todos congregados en la plaza con sus teléfonos celulares, sus computadoras portátiles, sus reproductores de mp3 y sus cámaras fotográficas de alta resolución?

—Hoy arriban los bárbaros.

—¿Por qué están los gobernantes, como siempre, holgazaneando sin legislar y sobándose los testículos?

—Es que hoy llegan los bárbaros. Además, de qué servirían las leyes. Cuando lleguen los bárbaros habrá nuevos decretos.

—¿Por qué nuestro Mandamás madrugó luciendo bata con filigranas doradas, con una copa de champaña en la mano y fue a echarse despatarrado en su sillón de piel de cebra, portando las medallas que él mismo se ha adjudicado?

—Porque hoy llegan los bárbaros y piensa recibir a su líder otorgándole preces, insignias y nombramientos corporativos rimbombantes de todas las empresas que tienen cobertura global en nuestro humilde y azulino planeta.

—¿Por qué nuestros ministros salieron con sus onerosos trajes Armani, luciendo brillantes relojes y anillos de graduación de Harvard y Stanford? ¿Por qué ostentan arrogantes fistoles de mando en las solapas con incrustaciones de zafiro y diamante?

—Porque hoy llegan los bárbaros y a ellos los conmueven tales perifollos. Sollozan ante las joyas que dan cuenta de grandes logros financieros y estafas con dinero que no existe en ninguna parte.

—¿Por qué no acuden nuestros magnos oradores a impresionarnos con su vacua y demagoga facundia?

—Vienen los bárbaros y ellos repudian los rollos, esa retórica nutrida de palabrería quebradiza. A menos que se adjunte un contrato de compra-venta de acciones, bonos y otros papeles importantes.

—¿Por qué de pronto tanta angustia y tanto ajetreo? ¡Y esos rostros tan atemorizados! ¿Por qué abandonan la plaza corriendo, pisoteando sus dispositivos electrónicos de la más avanzada tecnología? ¿Por qué se parapetan en sus casas y ya no encienden sus televisores para ver tranquilos y cándidos sus películas porno o programas de concursos?

—Porque cae la noche y esos jodidos bárbaros no llegaron. Y desde la frontera nos han enviado un mensaje masivo tipo junk mail por internet anunciando que los bárbaros ya no existen.

—¿Y ahora? ¿Qué será de nosotros sin los bárbaros? Al menos ellos parecían ser buena onda.

martes, 16 de junio de 2015

Mala hierba













Un corazón de yesca
en el pueblo fantasma
con vaivén azaroso
en permanente errancia,
cual arbusto rodante
cruza a golpes de viento,
marchito, sobre el polvo 
quemante del desierto:
del cercano horizonte
avanza un remolino
galopando veloz
y no es un espejismo.





martes, 9 de junio de 2015

Sonetisto


(Epífora endecasílaba con sonetillo interno heptasílabo)

—Te arreglas muy coqueto. —Ya estoy listo.
—¡Y con saco bordado! —Fue el modisto.
—¿Para qué este soneto? —La conquisto.
—Pero eso es anticuado. —Me resisto.
—¿Si le apetecen flores? —Voy provisto.
—¿Y si ella te rechaza? —Pues insisto.
—¿Si objeta tus amores? —No desisto.
—Supón que te amenaza. —Le despisto.
—¿Si se torna iracunda? —Lo he previsto.
—Si piensas lo que pienso... —Luego existo.
—Mereces una tunda. —Mucho disto.
—Al mal eres propenso. —¡Está visto!
—¿Y si ella se desmaya? —La desvisto.
—¡Te pasas de la raya! —No soy Cristo. 

sábado, 30 de mayo de 2015

El soledoso




A diferencia de otros de este gremio,
le hablo a mi soledad de cosas vanas,
coloco una diadema entre sus canas
y la invito a bailar en plan bohemio.
No es una penitencia o leso premio,
aunque sin brillo son sus filigranas
es más dulce que insípidas fulanas
a las cuales por regla soy abstemio.
Le acomodo el listón de las caderas,
sostengo su espejito al maquillarse,
remiendo su senil ropaje de hada.
Me luzco de su brazo en las praderas
y la beso en la frente al acostarse:
con los años se ha vuelto recatada.

sábado, 23 de mayo de 2015

Amores para siempre


Parece ser que el concepto de los amores para siempre ya existía antes que el mismísimo Dios, es decir en una Era X. Por lo menos con quince minutos de anticipación. Son absolutos los amores para siempre, están hechos de un sustrato alucinógeno, de una membrana evaporada que cubre a quienes se abrazan al vacío. Los amores para siempre son todo capítulo inicial de las religiones y las ciencias.
Los amores para siempre enjoyan cualquier harapiento sentimentalismo, vuelven tórrido y astuto incluso al más pacato en el momento de repetir esas mentiras que se ansía tanto creer: táctiles entelequias, ilusiones aromáticas para corporeizar al tiempo.
Contradictoriamente, no es el ave fénix el emblema de los amores para siempre, sino la rosa.
Mi amor para siempre es más para siempre que cualquier otro. 

viernes, 24 de abril de 2015

Suelas




Algunas calles de Pompeya carecían de adoquines. Sulpicia acostumbraba recorrerlas cuantas veces fuera conveniente para publicitar su trabajo. Como promotora de sí misma, se esmeraba en la tarea debido a la numerosa competencia. Hacía trayectos mañana, tarde y noche ya que, según su propia ética laboral, debía estar disponible las veinticuatro horas. La clientela era huérfana de horario.
Con pleno convencimiento de que para prosperar era necesario invertir, Sulpicia erogaba un porcentaje de sus ganancias en su más importante herramienta de propaganda: suelas para sandalias. Anunciarse con frecuencia era vital para mantenerse en el mercado, "en la andanza" según la jerga del gremio.
Sulpicia tuvo la idea de ofrecer sus servicios de un modo inusual al advertir cómo un pastorcillo daba con una cabra perdida siguiendo el rastro. A ella le pareció notable que entre muchas otras huellas de rebaños, el pastorcillo fuera capaz de identificar sin titubeo alguno a la cabra fugitiva. El muchacho le dio a conocer su secreto. Una pezuña de la cabra tenía una hendidura peculiar, muy abierta, que la diferenciaba. De este modo la pesquisa era fácil. Sulpicia de inmediato tuvo un brote de creatividad. Eso era lo que necesitaba: un distintivo, una marca. Algo que la hiciera sobresalir del resto, un detalle único que no tuvieran sus colegas. Con entusiasmo, se dirigió a su casa volviendo la cabeza intermitentemente para mirar sus propias pisadas en el polvo.
El primer experimento fue con un par de sandalias viejas a las que Sulpicia adhirió con cola, unas cuentas de vidrio en una suela; las dispuso desde el talón hacia la punta de tal forma que su nombre pudiera leerse. Luego de secar el pegamento, hizo un experimento en el patio. Salvo por lo torcido de algunas letras, su nombre quedaba perfectamente impreso en la tierra. Satisfecha con el resultado, preparó la otra suela con la palabra "Sígueme". El resto no era más que salir a las calles de Pompeya y la audaz campaña para atraer clientes estaría en marcha.
Sin embargo, Sulpicia pronto se dio cuenta con desencanto que en pleno trajín algunas cuentas de vidrio terminaban por desprenderse. La idea era buena pero mejorable. Un nuevo relámpago inspirador vino en su ayuda: sus sandalias con suelas de madera. De hecho las prefería ya que estaban cubiertas por delante protegiéndola mejor del agua y el barro, además de estar hechas con un llamativo color rojo.
Primero intentó ella misma grabar la suela con cuchillo, pero su impericia y las poco hechiceras cortaduras en sus manos la persuadieron de que era mejor acudir a un carpintero. A la vuelta de su casa había uno muy hábil quien le resolvió el problema y hasta le hizo en tablillas de cera, varios diseños tentativos para que eligiera según sus gustos y propósitos.
Sulpicia quedó encantada con sus suelas. Podía caminar sobre los terrenos más inhóspitos con la confianza de que sus huellas dejaban una nítida y muy particular marca, sin preocuparse por la reciedumbre de su trajín.
Era la meretriz más cotizada en toda Pompeya: "Sulpicia. Sígueme. 15 ases".

sábado, 21 de marzo de 2015

A veces




A veces
Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más, en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
no pasa nada.
Lo expresaba muy bien César Vallejo:
“Lo digo, y no me corro.”
Pero él disimulaba.
Ángel González (Oviedo 1922-Madrid 2008)