miércoles, 22 de diciembre de 2010

Diario Apócrifo de Mata Hari

Image and video hosting by TinyPic


Sé que es una afición torcida pero, me resulta fortificante porque requiere de dos atributos que taso muy alto: sofisticación y temperamento. Sólo me limito a poner en práctica la irrebatible superioridad femenina en materia de concupiscencia. Por otra parte, ellos, aunque pretendan negarlo, disfrutan el papel de criaturas sometidas. Es su auténtica esencia. Son los ejemplares de nulo intelecto los que patalean, los que rezongan ante esta condición. Su odio estriba en no poder tenerlas a todas.

Empíricamente he logrado descifrar algunos inquietantes matices de la forma de ser masculina. Su enigmática inclinación por los placeres excéntricos. Mencionaré algunas evidencias.
Nótese el impacto que provoca el tomar con ambas manos, frente a frente, a un varón por la cintura. No con palmas tímidas o cómplices, sino con una sutil sacudida y un apretoncito (valiéndose de las uñas en su caso) que transmita una actitud de señorío, como quien apuntala una bandera diciendo “estos son mis territorios”. La presa se sentirá enseguida turbada e incapaz de saber qué hacer. Dubitativamente hará intentos de responder a la embestida colocando aquí y allá sus brazos para terminar como un colegial en posición firme. Y es que tomar a un señor por la cintura implica vulnerar su continente medio, el sitio donde atesoran sensuales evocaciones de la infancia, mujeres imaginarias, a veces caricias tristes de forzados adioses. Los que tienen diablo guardián suelen mostrar marcada predilección por esta parcela donde esconden deshonestos perfumes y estrepitosos besos.



Pequeño tratado de lo mismo


Pese a anales y ejemplos de lo mismo,
viene bien machacar sobre lo mismo:
escasez y abundancia de lo mismo
nos confronta de nuevo con lo mismo.

Tal vez lo mismo está contra uno mismo,
verse fruncir el ceño ante lo mismo
es prueba de lo raro que es lo mismo
ya que aun viniendo igual nunca es lo mismo.

Hay truco porque no es el mismo mismo,
lo mismo puede hartarse de sí mismo
quizá hasta contender consigo mismo.

¿Que un mismo y otro mismo da lo mismo?
¡Que sea pues! Volvamos a lo mismo:
Que traigan más botellas de lo mismo.


Image and video hosting by TinyPicImage and video hosting by TinyPicImage and video hosting by TinyPic

viernes, 3 de diciembre de 2010

Perfume de Arco Iris (El Arte de Perder)

Image and video hosting by TinyPic


One Art

The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

- Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.

Elizabeth Bishop

Un Arte

El arte de perder no es nunca un lastre;
toda cosa a perderse está marcada
y perderla no es signo de desastre.

Perdemos cada día. No te castre
perder llaves, la hora mal empleada.
El arte de perder no es nunca un lastre.

Practica el perder más, que ello te arrastre:
nombres, lugares, la excursión planeada
pues nada de ello te traerá un desastre.

Perdí el reloj de mamá. ¡Y ve pillastre!:
mi casi última o última morada.
Aprender a perder no es nunca un lastre.

Perdí ciudades, galas de un buen sastre,
reinos que tuve, ríos, tierra amada.
Cosas que extraño, mas no es un desastre.

- Hasta perderte (voz jovial, semblante
que amo). No miento. Es cosa evidenciada:
el arte de perder no es nunca un lastre
aunque parezca (¡escríbelo!) un desastre.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

lunes, 1 de noviembre de 2010

La Carpa

Image and video hosting by TinyPic
Casi todos los hombres enfrentamos alguna vez un momento crucial en el que tenemos la certidumbre de haber dejado escapar a la mujer destinada. Una vivencia mágica e irrepetible. Un instante en el cual toda nuestra osadía hace mutis y nos mostramos pusilánimes. Es una noción de pérdida que no se olvida. Un perenne reproche que nos hacemos y cuyo lastre llevamos con vergüenza. Puede ser una cara sonriente en un autobús, unos ojos enigmáticos en la taquilla del cine, o un roce fortuito con una dama fragante en un ascensor. Tal vez una muchacha que nos ofrece ruborizadas disculpas por habernos arrollado con su bicicleta.

A veces la prueba de la existencia de la Divinidad toma la forma de un encuentro que calificamos de sobrenatural, cuando sólo se trata de una desconocida asomando por una ventana. Sea cual fuere la composición de lugar a la hora del portento, nuestra injustificable pasividad o falta de elocuencia figurará como una mancha negra en nuestro expediente sentimental, en nuestra íntima hoja de servicios al gremio mujeril.
Yo viví tal sortilegio hace ya algunos lustros, cuando era un solitario propenso a las flechas de Cupido. Una tarde de domingo cualquiera que parecía interminable, me interné en una pringosa carpa de variedades en cuya entrada un merolico anunciaba a través de un cono de cartón, al mejor acróbata del mundo, al hombre de goma capaz de las más intrincadas contorsiones, al prestidigitador de las manos milagrosas, al ventrílocuo de estáticos labios, perros amaestrados y otras maravillas durante una tanda de diversión garantizada. El boleto me daba derecho también a participar en una tómbola cuyo premio era nada más y nada menos que una estatuilla en yeso de Cantinflas. ¿Era posible?
Ocupé con calma y sin mucho entusiasmo un lugar en la primera fila de butacas. El cortinaje era de un color verde grosero y las luces se alzaban sostenidas por una precaria tramoya de sogas y maderas. El mismo merolico de la entrada hacía las veces de maestro de ceremonias manipulando un bastón con cierto aire de capataz. La función comenzó con unos perros pekineses cuya especialidad eran las cabriolas y brincos a través de aros de metal a diferente altura. Los respetables concurrentes fuimos benévolos con la ovación más por piedad que por encomio, pero no tuvimos más remedio que abuchear al faquir cuyo desempeño era todo un fraude. Siguió un payaso en monociclo cuyos balanceos y conatos de desplome sólo me brindaron sobresalto, al grado de sentir que mi frente transpiraba cuando concluyó su actuación. La rutina del malabarista haciendo volar pinos de boliche me entretuvo mucho menos y estuve a punto de poner fin a mi papel de espectador contrito saliendo a toda prisa antes de otro número, cuando el merolico tuvo la ocurrencia de dirigírseme con ejercitado tono de persuasión para que participara como voluntario en el acto siguiente. Presintiendo que estaba a punto de agregar un nuevo fiasco a mi ya larga cadena de ridículos, decliné lo más cortésmente que pude logrando con ello nada más que avivar la persistencia del instigador, viéndolo bajar del entablado para conducirme del brazo, pese a mi renuencia, hasta el foro donde ya se hacían los preparativos para continuar con el programa. Mis nervios me impidieron escuchar atentamente las palabras de presentación. Unos insípidos aplausos anticiparon irreverentemente la próxima comparecencia. Fue entonces cuando puso pie en el escenario quien en ese momento parecía designada a ser un pilar en mi mitología femenina personal. La representación más fiel de mis aspiraciones como enamorado remiso. Era un semblante lleno de beatitud, una cara hermosa de ojos ambarinos que al verme me provocó inquietantes sudoraciones de variadas temperaturas. Provisionalmente todo fue eterno: su categórica sonrisa, su brillante cabello a contraluz, sus pómulos apetitosos y pícaros. Me tomó de la muñeca para llevarme a la parte más iluminada, y sentí a través de sus dedos una corriente bienhechora recorriéndome hasta el hombro. Me sentía ingrávido y maleable. No pude proferir sonido alguno cuando preguntó mi nombre. Mis labios temblaban como queriendo balbucir, mas sólo logré causarle risa con mi catatonia, circunstancia que me hizo desear urgentemente arrancarme el corazón, la boca, los ojos o cualquier parte del cuerpo con prestigio romántico que pudiera poner bajo sus pies en señal de sometimiento. Una confidencial ceremonia de entronización tuvo lugar en lo más granado de mi ser.
Del arrebato pasé a la extrañeza cuando mi heroína, dirigiéndose al público con una inflexión entre coqueta y ladina, alabó mi intrepidez y caballerosidad. Después extrajo de su cintura una pañoleta negra y al acercárseme, con un ademán reflejo interrumpí su intención de vendarme los ojos. Me juzgué un mentecato al verla pestañear como contrariada con un mohín de recelo que aún me duele evocar. Aduciendo que era lo usual para efectuar el número pero que no tenía inconveniente en hacerlo según mi preferencia, me pidió acomodarme junto a un enorme tablón lleno de perforaciones dispuesto verticalmente en un extremo del foro y circundado con globos rojos. Sólo entonces las cosas comenzaron a encontrar acomodo en mi cabeza previniéndome del papel que estaba a punto de protagonizar, sobre todo al ver a un asistente irrumpir con un encandilante juego de puñales
No lo pensé más. Lleno de consternación huí del proscenio con un brinco botarate cayendo sobre una butaca vacía, para después salir lanzado como roca de catapulta dejando atrás a mi dama, al público y la carpa en medio de la rechifla general. Me amilané como los machos negándome a atender el llamado del destino y no permití que me atravesara el corazón una lanzacuchillos por muy hermosa que fuera.

lunes, 25 de octubre de 2010

Provisionalmente todo es eterno

Con un reloj la vida tirotea
y una rueda de tiempo nos devasta
cual maderamen crepitan las cosas
idas y amarillentas de antemano

el porvenir se vislumbra vetusto
hastiadas las cosas de allá regresan
los días esparcen fría ceniza
los aromas se aferran a los muebles

si transcurrir o no como hasta ahora
el tiempo ya no sabe -no acontece-
yace traspasado por una espina
quebrado por un silencio robusto

bajo las alas del tiempo se acurrucan
asustadizos rostros que suplican
la exquisitez que suele desprenderse
del beso de una boca tumefacta

Image and video hosting by TinyPic

Gélida Angustia

Está vacía
está cerrada
y sin moverse
oscura está
inmaterial
no huele a nada
tan aquí al lado
y silenciosa
que infunde miedo


Zozobra

viernes, 1 de octubre de 2010

Terror matinal


Y luego tu recatada voz se refleja en un espejo de lágrimas convertiéndose en mi sepulcro. Ruinosos bebederos me acompañan conmoviéndome con su noción acerca del olvido. Enciendo un quinqué para protejerme del tiempo como quien mastica espuma, pero me araña los labios tu recuerdo. Crujen los perfumes y un anónimo suspiro cruza el jardín con indiferencia. No tengo más remedio que envolver al aire con desfallecidas cáscaras de besos para darle tu silueta: mórbido tapiz. Te incrusto en mi costilla y así queda anulado para siempre nuestro vínculo. Insípidas emociones me devastan. Después me siento sobre un yelmo que no hace más que distraer a mi sombra. Siento frío en el cabello, como si rígidas y oscuras flamas me rascaran la memoria. Un muro me asedia tenazmente impidiéndome ver cómo devoro un capullo emponzoñado. Entre claroscuros y destellos, entre marasmo y reciedumbre, busco una entrada para salir. Y así me ocurre siempre durante el rosicler del alba, como lo escuchas, dulce bien mío.
Image and video hosting by TinyPic

Vericuentos (Elementary, my dear Watson)


Tras contados segundos de penumbra se reinstauró la luz en el salón, hallándose a la anfitriona de la casa apuñalada por la espalda. Fue unánime la sospecha de que el lector era el único culpable.

Image and video hosting by TinyPic

viernes, 17 de septiembre de 2010

Cartilla Sextina 2

Vampírica Sextina
De joven te ofrecí un pacto de sangre
sin conocerte, porque estaba solo.
Te busqué en los pasillos de la noche,
con mi usual preferencia por el negro.
Un cuervo que no sé de dónde vino
me dirigió a las puertas de una fiesta.

Me infiltré en la anarquía de la fiesta
y aticé la vehemencia de mi sangre
con los ásperos tragos de un mal vino.
Compadeciéndome al estar tan solo,
sin dudar, escogí un destino negro:
te invoqué como reina de la noche.

Aquella tétrica y difusa noche,
juré solemne en medio de la fiesta

que te sería fiel siempre de negro

ratificando el trato con mi sangre
e instauré un rito erótico yo solo
por una idea oscura que me vino.
De mí extracté el comprometido vino
y te intuí cercana en esa noche

—destreza natural de un hombre solo—.
En mi patíbulo ofrecí otra fiesta
tu barbilla temblaba por mi sangre
con sed de convertirme en paje negro.

Con góticos atuendos color negro
tu espectro corruptor hacia mí vino
y de mis labios obtuviste sangre,
—no del cuello— violando aquella noche
la vampírica pompa de la fiesta
sintiendo amor por quien estaba solo.

Mi corazón pasó a adornar tan sólo
al cuervo en tu blasón con fondo negro
que sueles exhibir en cada fiesta
a la hora del éxtasis del vino,
elíxir que destilas cada noche
a partir de mis óbolos de sangre.

Soy vino que consagras en tu fiesta,
sangre fatal de concubino solo,
rocío negro de la roja noche.

El Vampiro

Comenzaron mis sospechas
cuando contemplé pasmado
que a las brasas del fogón
arrojaba su rosario

viernes, 27 de agosto de 2010

Fórmula para amar a dos hombres a la vez

Image and video hosting by TinyPic

Cuando estés con él también desea al otro. Que éste te subyugue y a aquél sométete. Dile a uno bello pero al otro primoroso. A aquél llévalo en la sangre y al otro junto al pecho. Suspira por el ausente y vibra con el que está. Sé verduga de éste y con aquél no tengas clemencia. Siembra incertidumbre en la cabeza del confiado e infecta de celos el corazón del que no duda. Ante uno vístete de incendio y detrás del otro lleva quemantes ornamentos. Debajo de la mesa enlaza tus dedos con este que se alimenta mientras con el pie acaricias el empeine de aquel que dialoga. Lleva tatuados los besos de uno en la cintura y los del otro hazlos tintinear en tus caderas. Envenena a aquél con tu saliva y a éste corrómpelo. Engaña a uno y sé traidora del otro. Unta en tus tobillos la pulpa de varón del más contiguo y frota tus muñecas con el polen del más lejano. Frente a éste luce pálida y junto a aquél languidece. Sé quebranto de uno y enfermedad del otro. Piérdetele al que te sigue y esquiva al que te encuentras.

Que no se entere tu mano diestra de lo que hace tu siniestra.

martes, 17 de agosto de 2010

Coba Nasal

Image and video hosting by TinyPic

Soñé, Amiga, que frente a todos acariciabas suavemente con dos dedos mi nariz. Con morosidad y hasta con cariño para luego hacerle un torniquete. Quedé intrigado unos instantes: la ocurrencia de un acto así en un lugar público fue algo tan inesperado como exótico. Todos nos miraron con reacciones de lo más diversas, tus conocidos desde luego en plan de burla. Aunque parezca absurdo tuve una ilusión dentro del sueño: creí que era tu forma de demostrarme que finalmente me aceptabas tal y como soy: un engendro narigón. Al despertar seguí pensando lo mismo. Ay, Amiga, ¿era posible que por fin llegaras a sentir ternura por este cartílago titán, por esta protuberancia que hubiera sido la diatriba de un Cyrano por fin desagraviado? El sueño reverberaba en mí con todas sus sensaciones y hasta tu perfume persistía, cosa rara, tomando en cuenta que ésta, mi energúmena olfativa suele consumir y no dejar ni pizca de cualquier esencia tuya. Tú misma asegurabas, Amiga, que esta napia de elefante era un peligro al aspirar un frasco perfumado porque extinguía el contenido en un segundo. Por supuesto siempre he creído que esas frases son una forma especial y oblicua de manifestar tu simpatía por mí, de alegrarme con tu ingenio. No paro de reír cuando dices que el peso de mi trompa me hace perder el equilibrio, o que con un leve estornudito puedo provocar una borrasca. Creo intuir una dulce emoción reprimida detrás de tus palabras guasonas. Se nota que te conmueves cuando entre tus allegados te refieres a mí como la meganariz hipermoquera, la escuadra de medir el infinito.
Image and video hosting by TinyPic

lunes, 9 de agosto de 2010

martes, 3 de agosto de 2010

Alejandrino A Alejandra

Para la Pizarnik

Flora flor espumosa, tu angustia está de fiesta,
tu corazón fatal de aurícula de tinta
es un alfiletero convulso en una cesta
que ante la misma duda sangra en forma distinta.

A acariciar violetas te duermes predispuesta
desde que las palabras te dejaron encinta,
y bajo tu escritorio un súcubo se acuesta
sobre tus mocasines royéndoles la cinta.

Camaleónica niña bonita aunque reniegues,
como un ángel proscrito, en cenizas alzada,
viajas a la Inocencia que ayuna hasta que llegues.

Al jugar a las rondas la muerte te hace muecas
de mofa con ternura, porque eres la espantada
niña que despanzurra llorando a sus muñecas.

domingo, 25 de julio de 2010

Diezmos 2

Ágatas Azules

Mi diezmo es sólo un guijarro,
pedrusco de simpatía,
el culto que te debía,
ejemplo de despilfarro.
Si de emoción te desgarro
está bien que disimules,
ni una palabra articules:
en prueba de que te adoro
te doy también el tesoro
de mis ágatas azules.

jueves, 22 de julio de 2010

Ensayo Dactilar

El pulgar es un dedo solemne. Por algo los emperadores romanos lo utilizaban para emitir su veredicto al momento de decidir la suerte de los gladiadores vencidos. Incluso las mujeres, hoy en día, a veces se valen de su contundente aspecto para desahuciar a sus enamorados. Hacia arriba: el indulto, la aprobación, la buenaventura. Hacia abajo: el infierno, la inmisericordia, la destitución. Es el dedo más autónomo y, a la vez, el alma unificadora del grupo. Es el soporte, el conciliador; se lleva bien con todos.
Su obesidad es engañosa. Si se lo propone puede ser ágil y juguetón: las canicas le fascinan. De todos modos hacemos bien al tratarlo con respeto: los pactos con el diablo llevan su firma, y el día de mañana, cuando Dios decida aplastarnos, seguramente lo hará con un pulgar.

El índice es de otro temple. Es el curioso, el indiscreto. Se mete en dificultades continuamente a causa del irresistible encantamiento que le provoca la oquedad. Fanfarronea a toda hora y se empeña en conseguir el liderazgo. Él es quien elige sitios, rutas, personas. Asigna cometidos y dirige esfuerzos. Acusa y recrimina. Calumnia.
Debemos reconocer no obstante su valentía, pues a menudo le tocan faenas peligrosas. Verifica temperaturas, aristas, consistencias. Hurga y rasca desconocidas cortezas y caprichosas superficies.
Es toda una contradicción el que siendo un alborotador innato, sea él precisamente quien se estire adusto junto a los labios para imponer silencio.

El dedo cordial es un tanto misterioso. Larguirucho y circunspecto, parece poco proclive a la frivolidad y a las cosas mundanas. Es el aristócrata de la camarilla. Con indiferencia acepta salvar a los demás en los momentos críticos cuando alcanza lo que sus compañeros no pueden. Sus frotamientos son tersos y reconfortantes. Sin embrago, si se le acorrala o se le hostiga, soslaya protocolos y amaneramientos haciendo gala de una procacidad que ruboriza, al adoptar posturas abiertamente injuriosas o al arrojar proyectiles como una catapulta.

El anular no ostenta afanes protagónicos. Es huidizo y pachorrudo. Sólo si se le llama acude, si se le acaricia corresponde. Sobrelleva estoicamente la intromisión de las alhajas. Aunque esplendorosas, no dejan de resultar un lastre. No le hacen falta atavíos semejantes para sentirse apreciado.

El meñique es definitivamente el más sentimental de todos. Aunque le pese, su complexión de poeta tísico lo ha convertido en símbolo de la ternura. No fue hecho para las labores ásperas, lo cual no implica necesariamente que sea un pusilánime, lo corrobora la hazaña de resistir todo el peso de los demás, cuando un ataque de furia hace gestar un puñetazo sobre una mesa y a nuestro amigo le toca amortiguar el impacto. Injustamente se le considera un menor de edad o un subdesarrollado. Más bien es un melancólico risueño. Por su gentileza acostumbra emprender misiones muy sutiles, como apartar las pestañas sueltas de los rostros, secar lágrimas furtivas, iniciar subrepticiamente lances amorosos.

Ya vistos en conjunto, estos cinco soldaditos son la parte más elocuente de nuestro cuerpo. Bien sea a base de códigos o de gestos espontáneos, logran transmtir, incluso involuntariamente, la mutabilidad de nuestra naturaleza. Ellos son la herramienta primigenia, la caricia inmarcesible, el arma más antigua. Son el principal indicador anímico. Si entristecemos, languidecen como medias arrumbadas. Si el pavor nos toma por asalto, se crispan como el espinazo de un felino. Si estamos felices, cantan, bailan y parlotean como colegialas en un día de campo. Y suplican y reclaman y se mofan. Por algo dicen que nuestro corazón guarda magnitud con nuestro puño cerrado.


viernes, 16 de julio de 2010

Frases Céleres 2

° Miente bien, miente más. Miente de verdad.

° Hallé una causa perdida en que ocuparme.

° La H (hache) es el aforismo del silencio.

° Pensar en no pensar no es pensar.

° Entretenerse puede costar o no. Aburrirse siempre es gratis.

° En realidad, la Santísima Trinidad la constituyen dos: Yo.

° No seas ateo. Cree en ti.

° Amor: hipertrofia aguda de la autosugestión.

° El Amor es: Sí, Ego.

° El porvenir se vislumbra vetusto.

jueves, 8 de julio de 2010

Exit S.A.

Puede usted estar seguro, caballero, de que nuestra organización le brindará el mejor servicio. Somos una respetable y seria compañía suiza con probada experiencia en materia de suicidios. Nosotros podemos ayudarlo en tan delicada circunstancia por una suma que se ajustaría a sus posibilidades. Contamos con personal calificado, el cual, en un lapso relativamente corto, le prepara para abandonar este mundo de una manera limpia y digna. Nada de sangre o métodos violentos: somos enemigos del desaliño. Estamos familiarizados con los estragos del fracaso, la soledad y sobretodo, la melancolía; esa enfermedad atroz e incurable que a través de los siglos ha cobrado muchas vidas. No se sienta mal. No crea en esa frase lapidaria: "Un acto de valentía en un momento de cobardía", ni se autocensure con preceptos religiosos. Nadie sino usted sabe y padece ese desgarrador deseo de no seguir adelante. La muerte redime.
Si así lo quiere, también podemos asesorarlo en la redacción de su misiva postrera o en tantas cartas explicativas como usted estime conveniente. Nuestro panel de especialistas le ayudaría a encontrar la frase precisa, la cita conmovedora o la nota de consuelo necesaria para que su imagen no sufra menoscabo. No tenga miedo y termine con sus días aciagos. Decídase y firme aquí sobre la línea punteada. La vida no es un buen sitio para seres sentimentales. Le espera la ausencia de todo mal. El trance que todo lo cicatriza.

jueves, 1 de julio de 2010

La blanca decisión

(a Ella)


mariposa blanca
jardín con pesadillas
vendrás conmigo
a transitar por un camino sin retorno

pondremos en entredicho a los espejos
y desconfiaremos del refrán del arcipreste
dudaremos de la luz y sus perfiles
y nos obsequiaremos mutuamente
blasones vegetales

me enterneceré hasta el vértigo
si absuelves mi menesterosa mano
y me dejas besar
el vestido blanco
con el que te vieron cortejar un día
al apocado tulipán
que frecuentaba tu casa


En los últimos diez años de su vida Emily vivió recluida en su casa, sin ver casi a nadie. A veces se la veía de lejos en su jardín vistiendo de blanco. Nunca se casó. Porque no le dio la gana.

Vestido de algodón de Emily

sábado, 26 de junio de 2010

Cibernética

Nuestro más reciente modelo es una palpable muestra de avanzada tecnología. Tenemos morenos y rubios en dimensiones que van desde la menudez hasta la corpulencia. El fruto de arduas investigaciones ha hecho posible el desarrollo de un ingenioso mecanismo que permite programar sus facultades amatorias. Atrás quedaron lo eyaculadores anticipados, los impotentes, los monorgásmicos, en fin; las criaturas de bajo rendimiento. Algo sin duda portentoso, es cuando el nivel calorífico de estos cuerpos artificiales se altera sensiblemente dependiendo de su cercanía.
Hemos conseguido erradicar esa aspereza de los labios que presentaban los diseños de las versiones anteriores. Son casi inaudibles los rechinidos que provocan las partes metálicas internas y la fricción de los alambres.
Una diferencia importante con respecto al imperfecto modelo del cual se deriva, es la incorporación de un diminuto adminículo instalado subrepticiamente junto a las regiones pudendas, el cual despide delicadas e invitantes esencias, sustituyendo así ese insultante tufillo a excreción rancia que caracteriza a los varones.
Según su gusto, usted elige el color de ojos que le conmueva más, con expresión risueña o triste. Si lo prefiere, puede elegir un rictus de ingenuidad, bonhomía o cinismo. Usted sabrá. De cualquier manera, de fábrica fue dotado ya con gestos y ademanes almacenados en memoria. Resultan por demás convincentes sus expresiones de ternura.
Se recomienda estudiar bien el instructivo antes de perfilar el carácter de su producto, ya que una vez activado no puede modificarse. El mantenimiento es mínimo, sólo tiene que consultar los diagramas. Bajo condiciones normales de uso puede durar más de cien años.
La garantía es vitalicia y cubre cualquier desperfecto, incluso los derivados de prácticas de apareamiento desmedidas. Si alguna falla se presenta, como servicio adicional, nosotros le enviamos un espécimen interino de carne y hueso, que aunque no le brindará las mismas delicias, le puede distraer mientras efectuamos las reparaciones de su máquina, misma que le entregaremos debidamente lubricada y calibrada. Sobra decir que siendo consistentes con nuestra filosofía de armonizar con la naturaleza, todo el material empleado en su manufactura es reciclable.


martes, 15 de junio de 2010

Diezmos

Fe

No existe dogma más pío
que comulgar en tu espalda
y del borde de tu falda
bebo el cáliz de rocío
con que mis culpas expío.
Soy el feligrés que cuida
que no quede convertida
la mujer en censurada
religión descontinuada
ni en deidad destituida.


sábado, 12 de junio de 2010

Cartilla Sextina

Cartilla
(Del dim. de carta)
1. f. Cuaderno pequeño, impreso, que contiene las letras del alfabeto y los primeros rudimentos para aprender a leer.
2. f. Tratado breve y elemental de algún oficio o arte.
3. f. Testimonio que se da a los sacerdotes ordenados en la Iglesia católica para que conste que lo están.
4. f. Cuaderno o libreta donde se anotan ciertas circunstancias o vicisitudes que interesan a determinada persona, como las que dan las cajas de ahorros a los imponentes.

(R.A.E.)

Sextina de humilde servitud

Tu andar de mi cabello arranca plumas
y voy como avechucho: un viejo búho
tullido y fiel con percudidas alas,
persiguiendo el redoble de tu talle,
afanoso, volando a ras del suelo
por ver si ante tus pasos hago votos.

Si no soy tan sublime con los votos
al menos puedo usar mis rotas plumas
y esponjoso, quitar sin más del suelo
el polvo que tan bien conoce un búho.
Los puntos cardinales de tu talle
imponen el trayecto de mis alas.

Pese al desbarajuste de mis alas
y tanta ineptitud con que hago votos,
podría seducirte por el talle:
desnudo, despojándome de plumas,
febril te haría el amor cual sabio búho
al rodar con incuria sobre el suelo.

Tu taconeo rasga, hiende el suelo
igual como lo has hecho con mis alas
y el pescuezo que viro como un búho.
Si no logro escribir mañana votos
será por no contar ya más con plumas
no porque mengüe el lustre de tu talle.

Viene a regir el orbe de tu talle
las mareas que a veces sufre el suelo,
y frente a tal fenómeno mis plumas
se sueltan indoloras de mis alas
para suplir mis optimistas votos
por un abanicar de huraño búho.

Aunque siempre te mire como un búho,
rapaz de la fragancia de tu talle,
reviviré con un sinfín de votos
el día que abjuraste de tu suelo
al posar tus tacones en mis alas
y te llevé a volar sobre mis plumas.

Estos votos con gris disfraz de búho,
harán que broten plumas en el suelo
y dos alas guardianas en tu talle.


viernes, 4 de junio de 2010

Fanfarria para un hombre común



Ser un hombre común es mi derecho,
con mi vivienda a plazos y mis vicios,
propósitos de enmienda y de ejercicios,
sonrisa gris y un dedo contrahecho.

Con femeninos dardos en el pecho
al amor he brindado mis servicios,
y es quizá, de entre todos mis oficios,
del que menos pensé sacar provecho.

Me abstraigo, leo, canto, voy al cine,
a veces soy —a veces— buena gente
con algunos, y no es que discrimine.

Con mañas hallo tiempo insuficiente
para lo que es, supongo, a lo que vine:
gozar, para que conste en mi expediente.



“Sonetos amoristas” primer poemario de los dos integran el libro presenta como estrategia discursiva el humor invocado por un sujeto lírico que cuenta episodios de su vida en relación con la mujer a la que aspira, la que llega a ser su pareja, y aun aquella de la que se despide con un recado en el refrigerador; “Xonetos”, el segundo poemario también tiene como centro visual al mismo sujeto irónico que, sin embozos y según su estado de ánimo se contempla en aguas narcisistas, lanza un S.O.S. o vaticina su muerte, “de la afección más grata:/ de un mujeril y puro incitamiento/ estirando mi pene y no la pata”.
(Sinopsis de la Editorial)

miércoles, 2 de junio de 2010

Frases Céleres

° Cero: No Ser.

° Ser o No Ser. Escojo la
o.

° Dios es Amor... fo.

° Quien más sabe, más pregunta.

° Se puede ser muy buena gente y pésima persona.

° El Azar sí sabe.

° Pregunta tonta: la más difícil de responder.

° Toda mirada es inocente hasta que no se pruebe lo contrario.

° Los sentimientos son más dóciles que las emociones.

° No hago nada y hasta eso hago mal.

martes, 1 de junio de 2010

Canciones Llanas (1989)



DESCARGA MEDIAFIRE MP3:
Canciones Llanas (1989)

Nexo Oral

Así como la página se labra
con trazos que prefijan la escritura,
al copular mi voz con la palabra
cunde este corazón que la conjura.

Cuando cada expresión mis labios abra,
recordaré que el verbo es carne pura
que a mi numen craneano descalabra,
fatal, cuanto más queda es su textura.

Y lo que pienso en letras monocromas
para no hablar diciendo nada: Callo
mientras conmigo a solas conferencio.

Mi ser es día y noche en dos idiomas:
cuando en palabras diáfanas estallo
y al profesar el voto de silencio.